Últimamente he estado un poco ausente, esta semana está siendo una auténtica semana de locos y ni siquiera he tenido un momento para sentarme tranquilamente ante el portátil y escribir un par de hojas de mi novela...Lo máximo que he podido hacer ha sido, mientras esperaba para que me entrevistaran en un nuevo trabajo, escribir las ideas que me iban surgiendo en mi cuadernito de notas... En fin, la inspiración no entiende de tiempos, horarios y momentos adecuados.
Voy a daros las gracias a todos los que os habéis pasado tan amablemente por este fragmento de mi mundo y habéis sido tan considerados como para dejar un comentario que, aunque no haya respondido, he leído y he disfrutado mucho. Veo que casi todos trabajamos igual, aunque he de decir que este método de escritura tan organizado es totalmente nuevo para mí. Como le pasaba a J.J, hacer fichas de los personajes me parecía casi una traición a la naturaleza de los mismos, pero he descubierto que las fichas no hacen que mis pequeños cambien, sino que les dotan de una personalidad más recia. No sé si me entendéis... Cuando escribo, pongo demasiado de mí misma en la historia y muchas veces mis personajes parecían víctimas de un auténtico trastorno bipolar y eso hacía que la narración sonase forzada; sin embargo, al hacer las fichas y determinar los puntos fuertes y débiles de cada personaje, descubrí que iban tomando forma y que se hacían más fuertes... ¡he tenido que cambiar capítulos enteros porque mi personaje se negaba a entrar en ellos!
Supongo que vosotros también habréis tenido experiencia con esos personajes temperamentales, que se plantan y dicen: "Hasta aquí hemos llegado, o me das lo que quiero o te quedas sin historia". Los míos son muy de ese tipo, por lo visto. :D
Jordi, en primer lugar, bienvenido al blog y muchas gracias por pasarte, ahora mismo soluciono lo del pajarito azul, porque la verdad es que a mi también me está volviendo loca; el truco es darle y se aparta, pero, claro, primero te lleva al twitter jajajaja. Lo del super-repaso que mencionas...buff, yo a la primera parte ya le he dado mínimo cinco repasos (ahí entra el post de Anxana sobre los errores, porque yo sigo encontrando gazapos que me están bajando la moral) y ahora, cuando ya creí haber terminado con ella, me he puesto a pulir escenas, eliminar algunas y añadir nuevas porque mi querídisimo novio me ha dicho que la historia le encanta pero que le parece corta...¡se lee muy rápido! En fin, habrá que hacerle caso, aunque mi hermano dice lo contrario y ahora tengo una lucha de lectores xD Quién me lo iba a decir a mí...
Bueno, y siguiendo con los secretos desvelados, os quiero hablar de uno de los personajes más completos de mi novela y, posiblemente, el que más juego me ha dado. En realidad, no puedo decir que sea sólo un personaje, ya que es una agrupación de varios, pero en la novela actua como uno y así os lo quiero presentar.
La Miasma.
Miasma es un término griego que significa "mancha", en la tragedia griega se usaba para hablar sobre la culpa hereditaria causada por crímenes de sangre (Orestes es perseguido por la Miasma que ha heredado de sus padres - su madre mató a su marido con la ayuda de su amante, su padre no dudó en sacrificar a su hermana para poder ir a la guerra...-). Retomando mi gusto por lo clásico, pensé que no podía haber un mejor antagonista para mi novela que la Miasma, porque es algo que marca a toda una generación y que se extiende a lo largo del tiempo, alimentándose de la culpa y del crimen... ¿no os parece poético?
En mi novela, la Miasma cobra vida y se convierte en un grupo de seres que viven de la sangre derramada con violencia, violencia que ellos mismos pueden causar gracias a su capacidad de introducirse en la mente de los seres humanos. Al principio, la Miasma estaba formada por seres incorpóreos, vagas sombras cuya presencia traía consigo destrucción y muerte, pero la sangre que han derramado a lo largo de los siglos ha ayudado a que consigan una apariencia corpórea que les permite entrar en contacto con el mundo físico.
Durante su última aparición, antes de que la guerra asolase Magyan y de que los seres sobrenaturales de Elindora se viesen obligados a ocultar su presencia de los humanos, la Miasma logró sembrar el caos y la muerte en el mundo sin que nadie pudiese averiguar qué pasaba. Sólo una adivina, Mantía, llegó a conocer la verdad sobre la amenaza silenciosa que se cernía sobre la humanidad y, no sabiendo cómo detenerlo, acudió al único lugar donde le darían respuestas: el oráculo de Evlon. Los dioses le mandaron un mensaje a la adivina donde le daban instrucciones exactas para fabricar un amuleto con eel que podría capturar la esencia de la Miasma y, de esta manera, evitar que consiguiese su objetivo; además, los dioses concedieron a Mantía información sobre la manera de evitar el control de la Miasma y que, de esta manera, pudiese cumplir con su tarea.
Sin embargo, Mantía no consiguió ejecutar el plan de los dioses. Fue descubierta y eliminada por la Miasma y sus secuaces, creyendo que así eliminarían la amenaza que se cernía sobre ellos. Terrible error, puesto que Mantía tenía un joven hijo, Pindas, que sabía exactamente lo que su madre debía hacer y cómo debía hacerlo; cuando la adivina estaba al borde de la muerte, con sus últimas fuerzas pidió la ayuda de la naturaleza y de los dioses para que el medallón se salvase; los dioses,entonces, enviaron un lobo que recogió el medallón caído y se lo entregó al joven Pindas, quien pasó a ser el encargado de cumplir la voluntad de los dioses.
La Miasma, enterada de la existencia del medallón que podía destruirla, desapareció sin dejar rastro y Pindas pasó su vida buscando pistas sobre su paradero, sin encontrar nunca nada. Pero el joven no se olvidaba de su misión y transmitió la historia a sus hijos, quienes se la transmitirían a sus hijos y ellos, a su vez, a los suyos, de manera que la familia siempre cargase con la obligación de detener a la Miasma y vengar la muerte de Mantía.
Sin embargo, el linaje de Mantía se olvidó de sus deberes y el medallón fue entregado a otra familia de videntes que debían encargarse de velar por la seguridad del medallón hasta que un miembro de la familia de Mantía acudiese a reclamarlo.
buena lectura
ResponderEliminarMe sigue gustando tu historia. Y cada vez que desvelas algo quiero más. ¡Eso es buena señal! Así que sigue desvelando secretos, ¡que nos tienes en ascuas!
ResponderEliminar¡Mucha suerte con el trabajo!
¡Un beso!