Aquí tenéis otro testimonio sobre la relación existente entre Daniel y Elisa. Os aconsejo que leáis antes los dos capítulos de la novela que he colgado aquí y que podréis ver en esta página, para que entendáis mejor de qué va el asunto.
En esta ocasión os presento un fragmento del diario de Daniel en el que se nos narran algunos hechos del pasado de Daniel que le relacionan directamente con Elisa, y sus sentimientos en este momento, justo después de abandonar a Elisa en el patio de entrenamiento.
Espero que no os defraude y que entendáis algo más sobre Daniel y sus sentimientos hacia Elisa...Todo tiene su explicación :P
Un saludo.
(Reservados todos los derechos)
No sé por qué escribo esto. Me estoy volviendo loco, o al menos eso creo, o eso me parece…tampoco estoy muy seguro de eso. Sé que Elisa me hace enloquecer de una forma que nadie había hecho antes… es como si necesitase saberlo todo sobre ella. Sus pensamientos, sus miedos, sus ilusiones… Pero, ¿cómo puedo sentir eso por ella?
Acabo de abandonarla en el patio. Casi se me rompe el maldito corazón al verla con esos ojos tan grandes, tan inocentes, tan confusos…No entiende qué me pasa y yo no quiero que lo entienda. Ese es uno de sus encantos. Es pura inocencia. No conoce el lado oscuro del mundo, o al menos no lo conoce tan bien como yo, lo que es un alivio…Si me conociese, si supiese todo lo que he hecho, posiblemente dejara de mirarme con cariño. De hecho, debería dejar de mirarme de esa forma, ¡maldita sea! Es la misma mirada que me dedicaba cuando era una niña. Esa mirada que parecía decirme “sé lo que eres y no me das miedo”, algo que siempre me había llamado la atención de ella y que continuaría gustándome por mucho tiempo que pasase.
Kylie me había avisado de lo que sucedería. Ella lo sabía desde el principio. Sabía que su hija se iba a convertir en lo que yo era. Por eso me buscó para que yo ayudase a su pequeña a entender, para que la acogiese y la salvase de la oscuridad… Supongo que también sabría que su hija iba a despertar un corazón que llevaba demasiado tiempo dormido. Kylie era una maldita embustera, como su madre...Nunca debes fiarte de los videntes. No iba a aceptar. Era una irresponsabilidad lo que pretendían. Lo más sensato sería alejar a la pequeña de aquello, intentar que la visión no se cumpliera… pero Elisa apareció ante mí, con una sonrisa tímida en su cara pecosa, el pelo revuelto y plagado de hojas, y sus ojos verdes clavados en mí mientras se agarraba a la falda de su madre. Era un ser divino. Mágico. Un hada. Y el hada me hechizó. No pude negarme a ayudarla, a enseñarla, a orientarla…aunque siempre le borraba los recuerdos, porque esa pequeña no debía crecer con miedo a la oscuridad…no debía temerme a mí. ¡Qué egoísta fui!
Cuando recibí el mensaje de Kylie diciéndome que lo que tanto temía iba a suceder… No podía creerlo, o, mejor dicho, no quería creerlo. Aun así, me apresuré para llegar y me encontré sus cuerpos…Estaban muertas, tal y como ellas mismas había predicho hacía años. Desangradas en el suelo.
Mi pequeña hada no estaba allí con ellas, y eso me calmó. Pero al verla en el bosque, tirada en el suelo, herida y medio muerta… con el olor de aquel monstruo pegado… sentí cómo algo se rompía en mi interior. No había logrado salvarla del monstruo. Mi hada se iba a convertir en un ser de la noche como yo, sedienta de sangre y de venganza. Sin embargo, lo que más temía era que ella averiguase todo lo que la había ocultado, porque entonces me odiaría a mí también y eso no podría soportarlo. ¿Cómo no odiarme? Yo la prometí protegerla y fallé.
Buenísimo
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