Existe una latente polémica en el mundo virtual sobre el lenguaje en sí mismo. Hay quienes, cual miembros de la Inquisición Lingüística, elevan las voces en contra de todo aquél, incauto y desgraciado, que se atreva a poner por escrito una palabra con algún tipo de error gramatical u ortográfico... Estos señores, tan doctos todos en el arte de la palabra escrita y en la ciencia de escribir palabras, se escudan en unos conocimientos básicos que, según su señorial opinión, todos y cada uno de los seres vivos presentes en la tierra deben conocer so pena de ser juzgados cual despreciables terroristas del lenguaje, asesinos de la ortografía y la gramática. Un mundo idílico es el que buscan los defensores a ultranza de la perfección académica en los escritos, un mundo utópico que, por desgracia, se encuentra muy alejado de la realidad en la que nos movemos…Soy filóloga y, como filóloga, adoro las letras y la lengua, me gusta escribir bien y con corrección porque lo considero una obligación; sin embargo, no soy tan sumamente hipócrita como para gritar a los cuatro vientos que yo nunca cometo faltas de ortografía, porque las cometo y muy a menudo…me equivoco y no me avergüenzo porque creo que las equivocaciones han dado lugar a maravillosos avances que las estrechas mentes de estos doctos señores defensores de la ultracorrección del lenguaje jamás habrían sido capaces de imaginar.
Además, estos doctos señores olvidan, supongo que por desconocimiento o por necesidad de obviar un dato que podría poner patas arriba todo ese mundo idílico, que el lenguaje que tanto defienden no es sino el resultado del asesinato de un lenguaje anterior al que conocemos como “latín”. Sí, lectores, el castellano (y demás lenguas romances) son, pese a quien pese, lenguas que proceden del mal uso de otra lengua, mucho más antigua y más compleja que la nuestra...Seguramente en aquella época también hubo señores doctos que alzaron sus voces, sus puños y sus túnicas en contra de esos desvergonzados que se atrevían a decir “hielo” en vez de “gelu” o “agua” en vez de “aqua”; seguramente, muchos fueron los pobres ignorantes que cayeron en las manos de estos señores tan doctos que escribían tan correctamente como hablaban, pero cuya imaginación estaba tan seca como el riachuelo de mi pueblo. Fueron estos “despreciables ignorantes” los que promovieron la aparición de una nueva lengua más adecuada a la formación del pueblo y a sus necesidades, estos anónimos patanes que, seguramente, tuvieron que escuchar a diario las quejas de unos pocos señoritos que creían ser los paladines del saber y cargaban pluma en mano contra aquellos que no poseían el grado de perfección lingüística que ellos mismos esperaban, creando heridas invisibles que seguramente nos han privado de grandes literatos que carecían de una formación académica pero poseían una gran imaginación para escribir magníficos relatos. Hoy en día el acoso de estos doctos en la materia sigue estando vigente, se camuflan entre la gente y atacan sin ningún tipo de piedad a aquellos que, según su opinión, no merecen ni siquiera una oportunidad en el mundo de la literatura debido a sus errores lingüísticos. Estos doctos actuales tienen una ventaja y es que pueden llegar a mucha más gente, herir muchas más sensibilidades con esa palabrería que tan bien esgrimen y crear un gran número de dudas a aquellos que se atreven a adentrarse en un mundo que ellos consideran elitista.
Este tipo de actuaciones me causan una decepción continua, porque la literatura no es algo elitista. Esa es su auténtica magia, que todos y cada uno de nosotros podemos llegar a escribir. La literatura permite que nuestra mente se libere de esas ideas que otros guardan e ignoran; nos permite poner sobre un papel nuestros sueños y ambiciones, crear un mundo en el que todo es posible y personajes que nos llenan el corazón con su presencia…La literatura es libertad, según mi forma de verlo, y me parece muy triste que una persona que, supuestamente, ama la literatura se atreva a poner límites a la creación, poner trabas basadas en conocimientos teóricos que, si bien son importantes, no son indispensables. Cuando hablo de literatura y de la labor del escritor, me gusta recordar a los primeros escritores…aquellos bardos que cantaban grandes epopeyas en las cortes de su país, desconocedores de la lengua y con errores gramaticales que luego serían subsanados por especialistas. ¿de dónde salieron los grandes mitos? Esas narraciones no fueron escritas por expertos de la lengua, sino que fueron inventadas por alguien que ni siquiera conocía la escritura (los mitos, en cualquier civilización, son la muestra de literatura más antigua y se datan bastante antes de la invención de un lenguaje escrito), pero que poseía la capacidad de imaginar e inventar esas historias fantásticas que ellos consideraban tan reales (o factibles) como la vida misma. Será más tarde, con la aparición del lenguaje escrito, cuando estos mitos sean recogidos y corregidos por especialistas de la lengua, escritores a tiempo completo y con profundos conocimientos lingüísticos basados en una educación elitista… Pensemos, por ejemplo, en Homero o Hesíodo que son los máximos representantes de la literatura griega arcaica o en Virgilio y Ovidio, dos representantes de la literatura latina imperial. Estos escritores pertenecían a una élite social que, como tal, tenía acceso a una educación esmerada y completa de la que el resto carecía; conocían su lengua a la perfección y por ello eran capaces de escribir grandes obras. Sin embargo, miremos el panorama literario de estas épocas…¿quiénes eran los escritores? Miembros de la élite social. ¿Quiénes eran los lectores? Miembros de la élite social. ¿Y los que no pertenecían a esta élite? No tenían opciones, porque carecían de formación , pero poseían sus propios medios de literatura: la literatura oral.
Ahora miremos al futuro. Acudamos a nuestra época y miremos a nuestro alrededor… ¿quién escribe hoy en día? Cualquiera ¿Quién lee hoy en día? Todos. Las limitaciones de la literatura han ido desapareciendo y eso ha promovido la aparición de diferentes géneros o temáticas literarias que se adaptan a cada miembro de la población actual…Tenemos novelas fantásticas, de amor, de misterio, de crímenes, históricas, etc. Un amplio abanico que concede miles de oportunidades a los lectores…algo que antes no sucedía. Los escritores, además, ya no tienen que pertenecer a una élite social para poder escribir y ese es uno de los grandes avances de la literatura moderna, según mi opinión. Sin embargo, no debemos equivocarnos, porque estos escritores modernos no es que carezcan de estudios y, por tanto, escriban rematadamente mal, sino que me refiero a personas que poseen estudios básicos o autodidactas y que, por tanto, no conocen de manera profunda la lengua que manejan ; este pequeño fallo se puede subsanar rápidamente porque hoy en día existe la figura del corrector lingüístico que puede ayudar a un escritor a buscar aquellos fallos en su expresión escrita. El uso de un corrector no significa que el escritor sea mediocre, sino que el escritor sabe reconocer sus limitaciones y pone una solución efectiva; mientras que los escritores doctos (no aquellos que saben mucho, sino aquellos que creen saber mucho) tienden a cometer un tremendo error: confiarse, y luego pasa lo que pasa.
Sinceramente prefiero un escritor que sepa crear ambiente y situaciones que me enganchen, a un escritor que tenga tal dominio lingüístico como para ser capaz de usar veinte sinónimos de una misma palabra en un párrafo o escribir acrónimos escondidos entre la narración o usar palabras complicadas o escribir 900 páginas sin errores lingüísticos, pero que sea incapaz de engancharme o atraerme con la historia que cuenta.
Sinceramente prefiero un escritor que sepa crear ambiente y situaciones que me enganchen, a un escritor que tenga tal dominio lingüístico como para ser capaz de usar veinte sinónimos de una misma palabra en un párrafo o escribir acrónimos escondidos entre la narración o usar palabras complicadas o escribir 900 páginas sin errores lingüísticos, pero que sea incapaz de engancharme o atraerme con la historia que cuenta.
Si señor!!! yo no lo hubiera podido expresar mejor. Me ha parecido una entrada profunda y llena de anécdotas y ejemplos literarios maravillosos. Muchas veces tengo que reconocer que me he sentido muy pequeñita al lado de otros compis escritores que tú y yo conocemos, pues porque cometen muchos menos errores, tienen un buen manejo del vocabulario y mejor técnica en general. Por eso siempre me muestro con ansias de aprender (Bea me ayuda mucho con sus correciones) y de aceptar las críticas porque amo mi trabajo y quiero hacerlo lo mejor posible. Pero jamás entendí la postura prepotente de ciertas personas que se creen en el derecho de juzgar sin piedad y de colgar el cartel a otros compañeros como "pésimo o mal escritor". Eso es durísimo y muy cruel, porque creo hablar en pensamiento de muchos que se encuentran en mi caso y empezaron hace poco o no por el motivo que sea, no tienen una gran formación académica pero si mucha ilusión y ganas de superación. Esto me produce impotencia e indignación hacia todos estos juezes mezquinos (ya sean expertos en la materia o listillos que creen serlo, que también hay), motivo por el cuál ya te aclaro aquí, escribí mi última entrada en el blog. Un besote guapa y felicidades por tan buenas reflexiones.
ResponderEliminarGracias, Bea. La verdad es que llevo escribiendo esta entrada todo el fin de semana, porque quería expresar claramente mi opinión sin parecer tan prepotente como algunos de esos "doctos señores" :P Me duele el alma que la gente emplee esos adjetivos degradantes con tanta facilidad y sin siquiera detenerse a pensar el daño que pueden hacer porque como digo el manejo del lenguaje es necesario, pero no es imprescindible para que un escritor sea bueno.
ResponderEliminarUn beso, mi niña!
Yo no tengo estudios, al menos no relacionados con la lengua y mucho menos con la literatura, apenas aprendí algunas cosillas en el instituto, y no me avergüenza no saber, porque lo compenso con muchas ganas de aprender. Lo que no me enseñaron en la escuela lo aprendí de los libros.
ResponderEliminarCometo errores, claro que los cometo, principalmente porque escribo rápido, y suelo poner tildes donde no debo.
Nunca he criticado ni criticaré a una persona porque ponga "fué" en lugar de "fue", o que meta algo de más por un fallo.
Sólo hay una cosa que no tolero, el Hoygan, que me parece lamentable en una persona que quiera escribir, pero una persona con faltas no me parece que tenga que apartarse de la literatura aunque tenga una imaginación impresionante.
A escribir, se aprende, pero una imaginación vacía, eso..., eso no tiene remedio.
Y lo digo yo, que sin querer pecar de orgullo, he podido sacar dos novelas a la venta de un total de dieciseis, a pesar de mis faltas.
Saludos, gran entrada.
Tienes toda la razón. Yo era también un poco "talibán" con la ortografía, hasta que dejé mi libro a un amigo para que lo leyera...¡y me encontró un par de faltas! Así que me tuve que tragar el orgullo y admitir que nadie es perfecto, y que un cierto nivel de errores es algo completamente humano.
ResponderEliminarPara mi este tema, es casi traumático. Cometo infinidad de errores a la hora de escribir, unos por ignorancia de ciertas normas "básicas" y otros por pensar más rápido de lo que escribo y porque mis dedos suelen pulsar la tecla equivocada en muchas ocasiones.
ResponderEliminarEn un escritor prefiero una imaginación envidiable, su capacidad para crear mundos en los que sumergirme por completo, a una técnica y un dominio del lenguaje impecable que adorne un tostón.
Aún así y siendo consciente de que soy la primera en cometer fallos, debo decir, que no me parece bien que amparándonos en la falta de conocimientos, escribamos de cualquier forma. Hay que intentar aprender y mejorar, cuando leo mi primer borrador, la vergüenza que siento es indescriptible. Pero a la vez un sentimiento de orgullo me anima a seguir, porque si lo comparo con las coas que escribo ahora, la diferencia y la evolución es evidente. Al igual que Juan, jamás criticaré a nadie por un acento o por colocar las comas y los puntos al tuntun, yo lo hago, puntuar bien es algo que me cuesta horrores. Pero seamos realistas, por muchos correctores que podamos encontrar, hay "faltas" que una editorial no tolera y que pueden echar a perder nuestro manuscrito en una valoración. Así que debemos esforzarnos y seguir aprendiendo.
Sobre ese grupo elitista y racista, que considera que alguien como yo no es un escritor, sólo tengo una respuesta: prrrrrffffffff (pedorreta).
Un besazo!!!!!
¡Genial! Tienes toda la razón, es más importante tener una historia interesante que contar que escribirla perfectamente, aunque hay un mínimo a exigir. De todas maneras la creatividad es lo más importante, el saber hilvanar una historia con tramas que enganchen y personajes inolvidables es lo básico y lo que se lleva dentro.
ResponderEliminarMira mi caso, yo estudié económicas porque soy disortográfica (dificultad en la lecto-escritura). Durante toda mi niñez dije que quería ser escritora, pero con mis dificultades para escribir correctamente me lo sacaron de la cabeza. Hasta que un día me senté y me puse a estudiar ortografía. Durante un año aprendí el máximo para superar mi dificultad y empezar a luchar por mi suelo. ¡Y a escribir bien se aprende! Pero nadie puede aprender la creatividad, es algo innato.
¡Así que a seguir adelante!
¡Un BESOOOOOO!!!!!
Querida Enone, ¿en quién pensabas cuando respondías al comentario de Raquel? Halagada me siento, y espero que ella no se sienta molesta.
ResponderEliminarÉsta es mi forma de leer, no puedo evitar fijarme en los fallos, incluso en los más tontos. Y, sobre todo, no puedo evitar señalarlos. Pero sin prepotencia, sin ánimo de ofender, con una sonrisa, también con una disculpa. Con intenciones de ayudar.
No criticaré a un escritor por sus faltas, pero no me gustan las faltas, por eso las señalo. Se escribe fue, sin acento. El que quiera, que lo corrija y procure no volver a cometer el mismo error. El que no quiera, habrá perdido una lectora (yo), pero jamás le diré que se dedique a otra cosa, ¿quién soy yo para pisotear las ilusiones de nadie? Sólo una lectora muy muy exigente, libre para elegir a quién quiero seguir leyendo. Y leo a aquellos escritores que tienen talento e imaginación, y ganas de aprender y de mejorar. Por eso os leo a todos vosotros, y a algunos más que todos conocemos y que aún no se han pasado por aquí (o sí lo han hecho pero no han dejado su opinión).
A escribir se aprende escribiendo, decimos siempre; y es cierto, y es bueno tener lectores y/o amigos que nos ayuden a mejorar. No hay que sentir vergüenza de cometer errores, o de no tener estudios, o de no ser perfectos. Ninguno nace enseñado. Aprendemos por el camino. Tenemos historias que contar, poseemos una gran imaginación, el talento necesario para llegar a muchos lectores. Nos esforzamos en aprender cada día. Ponemos cuidado para que nuestros textos queden limpios de errores. Corregimos cuando alguien nos señala alguno que nos hemos dejado. Pedimos ayuda y damos las gracias cuando la recibimos. Somos escritores, y lo decimos con orgullo. En ningún momento hemos dicho que somos perfectos. Sólo escritores. Narradores de historias.
Llegado el momento de publicar, todos pasaremos por las manos de un corrector de estilo, estoy segura de ello.
Así que os digo, compañeros, nada de obsesionarse con las revisiones y las correcciones, dejad que otros se encarguen de ello, seguid contando vuestras historias, no permitais que la prepotencia y el clasismo de ciertos "ilustrados" bloqueen vuestra imaginación.
Y, por si os sirve de algo, deciros que yo misma he llegado a corregir la corrección de un corrector profesional, y me permito la repetición para que mi idea se os grabe bien en las retinas y en la memoria. Hasta los correctores profesionales cometen errores.
La verdad, es triste, pero no creo que debamos lapidar a nadie por eso.
Querida Enone, me ha encantado tu entrada. Especialmente, porque hace una semana he tenido la oportunidad de tropezar (no diré conocer, afortunadamente) con uno de esos escritores estupendísimos y prepotentes que mencionas, y el tipo se permitió la libertad de decirle a una escritora que derrochaba ilusión y talento (si bien tenía mucho que aprender -y no le faltaban ganas, debo decirlo) que se dedicara a otra cosa (prácticamente, le dijo que mejor estaría en la cocina, cavernícola de mierda!); y yo le dije, vale, tío, escribes bien, pero eres un borde, y nunca leeré tus escritos, mientras que a esta mujer la seguiré en su blog, la apoyaré, le corregiré sus textos si es necesario, y se acaba de ganar mi respeto y mi admiración. Si criticas, que sea con ánimo constructivo. Y si eres tan perfecto, ¿qué demonios haces en este grupo de "aspirantes" a escritores?
Perdona mi incapacidad para escribir comentarios breves. No lo tomes como una muestra de prepotencia, piensa que mi mayor error a la hora de escribir es que se me da fatal resumir.
Besos a todos, y dejad de corregir, estáis perdiendo un tiempo precioso que podríais aprovechar escribiendo nuevos capítulos.
Magnus...todos somos humanos y "errare humanum est". El que no quiera verlo, nunca conseguirá aprender porque justamente aprendemos gracias a esos errores. Mil gracias por tu visita.
ResponderEliminarAnxana. ¿Qué puedo decirte? sabes que estoy contigo al 100% y uno de los motivos por los que me duele la actitud de estos "talibanes" (Magnus, te copio que me ha gustado xD) es el pensar que algún escritor con tu capacidad y tu imaginación puede sentirse dolido, despreciado y abandonar la literatura...No hay que pasarse, pero hay que comprender los errores ajenos y compartir conocimientos amablemente antes de mandar a alguien a la hoguera.
Pat. Algo más sobre tí que me hace admirarte un poquito más...¿ disortógrafica? Madre mía...y mira qué bien escribes!! Para que luego digan. Desde luego, aprender no es ponerse delante de un libro y mirarlo fijamente a ver si los conocimientos deciden entrar en nuestra mente. Aprender es sacrificio y constancia, como tú bien sabes; pero para aprender también necesitamos ayuda...¿no crees? Y eso es así con todo...yo odio las matemáticas porque con 12 años me dijeron que no lo intentase, que era un desastre con los números y casi mejor que me fuera por letras...En fin, supongo que yo abandoné las matemáticas en parte porque nadie defendió mi derecho a errar y aprender de ello, e imagino que con las letras pasará lo mismo. gracias a ti también por pasarte :P
Bea...me encanta tu incapacidad para escribir comentarios breves, de verdad. Y no, no creo que tú seas una prepotente ni nada por el estilo...creo que tú eres un modelo de lo que se puede hacer poseyendo unos conocimientos lingüísticos: compartirlos y ayudar a otros con ellos.
Creo que este post ha conseguido lo que yo quería y ha creado un debate que me ha encantado seguir. Ahora bien, creo que tengo que matizar un pequeño detalle: no defiendo las faltas de ortografía. Defiendo a aquellos escritores o aspirantes que tienen faltas de ortografía por motivos "x" y que son tan dignos o más de ser escritores que otros que van por la vida esgrimiendo afilados conocimientos que luego cojean y se caen por su propio peso.
Yo cometo faltas y las seguiré cometiendo, pero...¿sabeis qué? Creo que eso es parte del encanto de escribir; aprender de los errores, sean del tipo que sean, y seguir aprendiendo...si lo supiese todo, me aburriría y a saber a qué me tendría que dedicar :O
Muchas gracias a todos por los comentarios y me encanta escuchar vuestras opiniones y aprender un poco más con cada una de ellas.
Me parece una entrada estupenda. Todo el mundo se ha topado alguna vez con quien cuida más las formas que lo que está diciendo. Y es un mal que también afecta a la literatura.
ResponderEliminarUn saludo
Pero que interesante e inspiradora manera de expresarlo y creo que cualquier escritor aficionado debería leerlo. La literatura es un tesoro de la humanidad y creo que "asesinar" las creaciones de personas "inexpertas", quedándose en la fórmula e ignorando el producto, en vez de promover o apoyar a estas personas es matar a las personas que algún día podrían ser las encargadas del renacimiento de este arte. Por ejemplo, el día que todos estos intelectuales desaparezcan y nuestra civilización se pierda junto con sus leyes gramaticales, ¿Quién será el encargado de preservar nuestra historia? ¿Quién continuará con esta bella labor que siempre ha sido el contra y crear relatos? ¿Quién contará nuestros mitos? Pues claro, la gente sin gran experiencia en este campo, gente que quizá no escribe, gente que solo imagina y recuerda. Y es inspirador que alguien que escribe tan bien como tú aliente a estas personas a seguir haciéndolo.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo en que lo importante es la esencia y no tanto la forma. Te felicito y agradezco tu reflexión. Voy a recomendarla a varias personas que conozco ;) con esta entrada me has convencido de seguir tu blog.