lunes, 28 de febrero de 2011

Traición

¿Quién te querrá pasado el tiempo?
¿Quién amará tu airada altanería
cuando la nieve cubra tu cabello?
¿Quién, amiga mía, te soportará mañana
cuando se halle tu cuerpo marchito
y tu mente inundada por amarga ponzoña?
¿De qué servirán tus desaires, niña luna,
y una triste vida  pasada sin compañía?
Cuando llegue el momento de tu caída
recordarás tu solitaria y amarga vida,
cómo apartaste de ti a una buena amiga,
cómo rompiste el alma de una hermana,
cómo en tu lucha invisible te quedaste sola.
Entonces, ¿de qué servirá tu sonrisa,
tan despectiva e inerte como tu mirada?
¿De qué servirá tu maravillosa presencia,
alma emponzoñada escondida en hermosa cáscara?
¿De qué servirá tu ignorancia disfrazada,
maquillada con la arrogancia de la inconsciencia?
¿De qué tu boca, mentirosa aduladora,
o tu mente destrozada por tu alma envenenada?
Entonces, niña luna, lo verás de nuevo;
verás un rostro atormentado por tu injuria,
recordarás sin duda el sonido del llanto
y el color de mi cara encendida de pena.
Entonces, luna, recordarás mi consejo
y te arrepentirás de haberlo ignorado,
sabiendo que nunca fue un error mío.
Entonces, pérfida, llorarás abandonada,
solitaria mente destrozada,
y yo te observaré en la distancia
feliz, por fin, en tu ausencia.

     © Tamara Díaz
     (Reservados todos los derechos)

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