martes, 1 de diciembre de 2009

"La Pastora y El Deshollinador" de Hans Christian Andersen.


Este cuento del maestro Andersen tuve la oportunidad de leerlo siendo una niña y, rápidamente, se convirtió en mi cuento favorito, ese cuento que todas las noches releía a escondidas de mi madre antes de acostarme y que, a diario, me deleitaba durante aquellas anodinas tardes de verano en las que nada hay mejor que tomar un libro y dedicarse a él en cuerpo y alma. Por desgracia, el libro que contenía este maravilloso cuento se perdió durante una mudanza y tuve que contentarme con los débiles recuerdos que se mantenían en mi cabeza. Ahora, y en recuerdo por los felices momentos que viví junto a él, he decidido colgar aquí este perfecto relato para que lo leais y, si tenéis hijos, les transmitais este pequeño fragmento de sueños.

¿Has visto alguna vez uno de estos armarios muy viejos, ennegrecidos por los años, adornados con tallas de volutas y follaje? Pues uno así había en una sala; era una herencia de la bisabuela, y de arriba abajo estaba adornado con tallas de rosas y tulipanes. Presentaba los arabescos más raros que quepa imaginar, y entre ellos sobresalían cabecitas de ciervo con sus cornamentas. En el centro, habían tallado un hombre de cuerpo entero; su figura era de verdad cómica, y en su cara se dibujaba una mueca, pues aquello no se podía llamar risa. Tenía patas de cabra, cuernecitos en la cabeza y una luenga barba. Los niños de la casa lo llamaban siempre el «Sargento-mayor-y-menor-mariscal-de-campo-pata-de-chivo»; era un nombre muy largo, y son bien pocos los que ostentan semejante titulo; ¡y no debió de tener poco trabajo, el que lo esculpió!
Y allí estaba, con la vista fija en la mesa situada debajo del espejo, en la que había una linda pastorcilla de porcelana, con zapatos dorados, el vestido graciosamente sujeto con una rosa encarnada, un dorado sombrerito en la cabeza y un báculo de pastor en la mano: era un primor. A su lado había un pequeño deshollinador, negro como el carbón, aunque asimismo de porcelana, tan fino y pulcro como otro cualquiera; lo de deshollinador sólo lo representaba: el fabricante de porcelana lo mismo hubiera podido hacer de él un príncipe, ¡qué más le daba!
He ahí, pues, al hombrecillo con su escalera, y unas mejillas blancas y sonrosadas como las de la muchacha, lo cual no dejaba de ser un contrasentido, pues un poquito de hollín le hubiera cuadrado mejor. Estaba de pie junto a la pastora; los habían colocado allí a los dos, y, al encontrarse tan juntos, se habían enamorado. Nada había que objetar: ambos eran de la misma porcelana e igualmente frágiles.
A su lado había aún otra figura, tres veces mayor que ellos: un viejo chino que podía agachar la cabeza. Era también de porcelana, y pretendía ser el abuelo de la zagala, aunque no estaba en situación de probarlo. Afirmaba tener autoridad sobre ella, y, en consecuencia, había aceptado, con un gesto de la cabeza, la petición que el «Sargento-mayor-y-menor-mariscal-de-campo-pata-de-chivo» le había hecho de la mano de la pastora.
-Tendrás un marido -dijo el chino a la muchacha- que estoy casi convencido, es de madera de ébano; hará de ti la «Sargentamayor-y-menor-mariscal-de-campo-pata-de-chivo». Su armario está repleto de objetos de plata, ¡y no digamos ya lo que deben contener los cajones secretos!
-¡No quiero entrar en el oscuro armario! -protestó la pastorcilla-. He oído decir que guarda en él once mujeres de porcelana.
-En este caso, tú serás la duodécima -replicó el chino-. Esta noche, en cuanto cruja el viejo armario, se celebrará la boda, ¡como yo soy chino!
E, inclinando la cabeza, se quedó dormido.
La pastorcilla, llorosa, levantó los ojos al dueño de su corazón, el deshollinador de porcelana.
-Quisiera pedirte un favor. ¿Quieres venirte conmigo por esos mundos de Dios? Aquí no podemos seguir.
-Yo quiero todo lo que tú quieras –le respondió el mocito-. Vámonos enseguida, estoy seguro de que podré sustentarte con mi trabajo.
-¡Oh, si pudiésemos bajar de la mesa sin contratiempo! -dijo ella-. Sólo me sentiré contenta cuando hayamos salido a esos mundos.
Él la tranquilizó, y le enseñó cómo tenía que colocar el piececito en las labradas esquinas y en el dorado follaje de la pata de la mesa; se sirvió de su escalera, y en un santiamén se encontraron en el suelo. Pero al mirar al armario, observaron en él una agitación; todos los ciervos esculpidos alargaban la cabeza y, levantando la cornamenta, volvían el cuello; el «Sargento-mayor-y-menor-mariscal-de-campo-pata-de-chivo» pegó un brinco y gritó al chino:
-¡Se escapan, se escapan!
Los pobrecillos, asustados, se metieron en un cajón que había debajo de la ventana.
Había allí tres o cuatro barajas, aunque ninguna completa, y un teatrillo de títeres montado un poco a la buena de Dios. Precisamente se estaba representando una función y todas las damas, oros y corazones, tréboles y espadas, sentados en las primeras filas, se abanicaban con sus tulipanes; detrás quedaban las sotas, mostrando que tenían cabeza o, por decirlo mejor, cabezas, una arriba y otra abajo, como es costumbre en los naipes. El argumento trataba de dos enamorados que no podían ser el uno para el otro, y la pastorcilla se echó a llorar, por lo mucho que el drama se parecía al suyo.
-¡No puedo resistirlo! -exclamó-. ¡Tengo que salir del cajón!
Pero una vez volvieron a estar en el suelo y levantaron los ojos a la mesa, el viejo chino, despierto, se tambaleó con todo el cuerpo, pues por debajo de la cabeza lo tenía de una sola pieza.
-¡Que viene el viejo chino! -gritó la zagala azorada, cayendo de rodillas.
-Se me ocurre una idea -dijo el deshollinador-. ¿Y si nos metiésemos en aquella gran jarra de la esquina? Estaremos entre rosas y espliego, y si se acerca le arrojaremos sal a los ojos.
-No serviría de nada -respondió ella-. Además, sé que el chino y la jarra estuvieron prometidos, y siempre queda cierta simpatía en semejantes circunstancias. No; el único recurso es lanzarnos al mundo.
-¿De verdad te sientes con valor para hacerlo? -preguntó el deshollinador-. ¿Has pensado en lo grande que es y que nunca podremos volver a este lugar?
-Sí -afirmó ella.
El deshollinador la miró fijamente y luego dijo:
-Mi camino pasa por la chimenea. ¿De veras te sientes con ánimo para aventurarte en el horno y trepar por la tubería? Saldríamos al exterior de la chimenea; una vez allí, ya sabría yo apañármelas. Subiremos tan arriba, que no podrán alcanzarnos, y en la cima hay un orificio que sale al vasto mundo.
Y la condujo a la puerta del horno.
-¡Qué oscuridad! -exclamó ella, sin dejar de seguir a su guía por la caja del horno y por el tubo, oscuro como boca de lobo.
-Estamos ahora en la chimenea –le explicó él-. Fíjate: allá arriba brilla la más hermosa de las estrellas.
Era una estrella del cielo que les enviaba su luz, exactamente como para mostrarles el camino. Y ellos venga trepar y arrastrarse. ¡Horrible camino, y tan alto! Pero el mozo la sostenía, indicándole los mejores agarraderos para apoyar sus piececitos de porcelana. Así llegaron al borde superior de la chimenea y se sentaron en él, pues estaban muy cansados, y no sin razón.
Encima de ellos se extendía el cielo con todas sus estrellas, y a sus pies quedaban los tejados de la ciudad. Pasearon la mirada en derredor, hasta donde alcanzaron los ojos; la pobre pastorcilla jamás habla imaginado cosa semejante; reclinó la cabecita en el hombro de su deshollinador y prorrumpió en llanto, con tal vehemencia que se le saltaba el oro del cinturón.
- ¡Es demasiado! -exclamó-. No podré soportarlo, el mundo es demasiado grande. ¡Ojalá estuviese sobre la mesa, bajo el espejo! No seré feliz hasta que vuelva a encontrarme allí. Te he seguido al ancho mundo; ahora podrías devolverme al lugar de donde salimos. Lo harás, si es verdad que me quieres.
El deshollinador le recordó prudentemente el viejo chino y el «Sargento-mayor-y-menor-mariscal-de-campo-pata-de-chivo», pero ella no cesaba de sollozar y besar a su compañerito, el cual no pudo hacer otra cosa que ceder a sus súplicas, aun siendo una locura.
Y así bajaron de nuevo, no sin muchos tropiezos, por la chimenea, y se arrastraron por la tubería y el horno. No fue nada agradable.
Una vez en la caja del horno, pegaron la oreja a la puerta para enterarse de cómo andaban las cosas en la sala. Reinaba un profundo silencio; miraron al interior y... ¡Dios mío!, el viejo chino yacía en el suelo. Se había caído de la mesa cuando trató de perseguirlos, y se rompió en tres pedazos; toda la espalda era uno de ellos, y la cabeza, rodando, había ido a parar a una esquina. El «Sargento-mayor-y-menor-mariscal-de-campo-pata-de-chivo» seguía en su puesto con aire pensativo.
-¡Horrible! -exclamó la pastorcita-. El abuelo roto a pedazos, y nosotros tenemos la culpa. ¡No lo resistiré! -y se retorcía las manos.
-Aún es posible pegarlo -dijo el deshollinador-. Pueden pegarlo muy bien, tranquilízate; si le ponen masilla en la espalda y un buen clavo en la nuca quedará como nuevo; aún nos dirá cosas desagradables.
-¿Crees? -preguntó ella. Y treparon de nuevo a la mesa.
-Ya ves lo que hemos conseguido -dijo el deshollinador-. Podíamos habernos ahorrado todas estas fatigas.
-¡Si al menos estuviese pegado el abuelo! -observó la muchacha-. ¿Costará muy caro?
Pues lo pegaron, sí señor; la familia cuidó de ello. Fue encolado por la espalda y clavado por el pescuezo, con lo cual quedó como nuevo, aunque no podía ya mover la cabeza.
-Se ha vuelto usted muy orgulloso desde que se hizo pedazos -dijo el «Sargento-mayor-y-menor-mariscal-de-campo-pata-dechivo»-. Y la verdad que no veo los motivos. ¿Me la va a dar o no?
El deshollinador y la pastorcilla dirigieron al viejo chino una mirada conmovedora, temerosos de que agachase la cabeza; pero le era imposible hacerlo, y le resultaba muy molesto tener que explicar a un extraño que llevaba un clavo en la nuca. Y de este modo siguieron viviendo juntas aquellas personitas de porcelana, bendiciendo el clavo del abuelo y queriéndose hasta que se hicieron pedazos a su vez.

FIN

La Iliada.



Canta, oh Musa, del Pélida Aquiles la cólera,
cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades
muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de
aves, cumplíase la voluntad de Zeus desde que se separaron disputando
el Átrida, rey de hombres, y el divino Aquiles.
Iliada, I.


La "Iliada" es una de las grandes obras de la literatura clásica y, para ser más concretos, arcaica. Desde luego, tiene mérito que esta obra sobreviviese a los cambios literarios producidos durante los primeros siglos de nuestra era, pero mayor mérito supone que no cayese en el olvido uno o dos siglos después de escribirse. Si alguien no ha tenido opción de leerla, puede ser un buen momento, aunque un consejo de amiga: no os lo toméis con prisa. La "Iliada" es, nadie lo va a negar, una joya literaria y una lectura obligada para los que amamos la literatura, pero es también una obra sumamente densa y en ocasiones demasiado pesada como para leerla de un tirón... aunque, sobre gustos no hay nada escrito.
Sobre esta obra, decir que es un canto a las virtudes que los griegos (hablamos de época arcaica, no de época clásica) admiraban y que, por otro lado, inundan toda la literatura de esta época. El valor, el arrojo, el temple, la sabiduría...y, ¿por qué no?, soberbia en dosis pequeñas. Frente a las virtudes del pueblo griego, guerrero por antonomasia, se nos presenta un pueblo de pastores y de gentes pacifícas como es el troyano cuyo máxime representante (para deshonra del pueblo de Príamo) será el púsilanime de Paris, "héroe" maldito de esta obra y causante de la desgracia que se cierne sobre su pueblo.
Paris merece una mención especial no sólo por su carácter, sino por sus actuaciones que le configuran como un muchacho débil y asustadizo, inclinado más a las artes amatorias que a las guerreras. El Paris homérico no es un héroe como el que nos presenta Ovidio en sus Heroidas, sino que es un personaje en el que se configuran todas las malas cualidades de esa época. Paris no guerrea, Paris ve como su gente muere por su causa, Paris desacata las xenia (leyes de hospitalidad) para secuestrar a una argiva (Helena), Paris mata a Aquiles desde lejos, sin presentar batalla... Paris, por tanto, solamente quiere disfrutar de su botín, sin que parezca importarle mucho lo que sufran los demás por su causa; se escuda en que Helena le fue prometida por Afrodita (el famosos Juicio de Paris) y comete el error de infravalorar la ira de las dos vencidas (Atenea espoleará el ingenio de Ulises a la hora de construir el caballo de la perdición y Virgilio nos presenta a un Eneas perseguido por la cólera de Juno).
En contraposición a Paris, Homero nos presenta al verdadero paladín de Troya: Héctor. Este personaje es, según mi opinión, uno de los más profundos de esta obra, ya que Homero no se limita en presentarnos a un héroe dedicado a la guerra en exclusiva, sino que se encarga de hacernos ver el lado más tierno y humano de este héroe en el episodio de su despedida de Andrómaca y su hijo. Y como corresponde a todo héroe, el final de Héctor será tan o más trágico que el de Aquiles, su rival. 
Con este pequeño resumen crítico de la obra, espero que alguno de los que caigais despistados entre estos párrafos (y que os hayáis armado de paciencia para leerlos) os sintais seducidos por esta historia de guerra, de amor, de interéses políticos y de líos familiares que, de haberse escrito en los últimos años, habría ocupado su merecido lugar entre los más leídos del momento. 
Valet!

domingo, 29 de noviembre de 2009

La creación

Si pudiese dejar pasar el tiempo para permitir que el dolor desapareciese de nuevo,tal y como se fue aquel día perfecto en el que yo, ignorante e inexperta niña, sin proponermelo empecé a escribir un poema a mi oscuro corazón .Realmente, ¿qué era lo que escribía mi mano?Amor, dolor, mentiras, sueños, ... todo mezclado,solo sé que se arrastraba por el papel vacío y cada palabra, como un beso, quedaba marcada a fuego,ensuciando con fantasía una ilusión fugaz, un mundo roto.Los rayos de la luna perseguían mi mano sin descanso,su brillo parecía decirme: "Deja de soñar, vive tu sueño"Pero, ¿cómo, triste luna, podría hacer eso?Escribir, escribir es mi sueño...mi mundo,pero, ¿quién podría verificar mi talento?Hacer un imposible, luna, eso es lo que quiero,crear algo que emocione al corazón, que despierte el alma...¡Ah! Imposibles...abstracciones que llenan nuestra vida,que nos reducen a una miserable existencia, incompleta, plagada de decepciones, de dudas humanas...Muro infranqueable, monstruo destructor de mi Troya, melodía conocida pero no recordada por la mente humana. El boli suda tinta bajo mi temblorosa mano, pero en realidad el boli derrama mi sangre y cada palabra escrita es un pedazo de mi alma herida

Los Mejores momentos de "Los Persas" de Esquilo

(Después que el Mensajero les ha contado todo al Coro y a Atusa)
Coro. ay ay, grita y preguntálo todo. ¿Dónde está el resto de la muchedumbre de amigos? ¿Dónde tus compañeros, (...)? ( Ahí estamos, tocando la fibra sensible del pobre Jerjes xDD)
Jerjes: Destruidos los dejé cayendo de una nave de Tiro sobre las costas de Salamina y estrellándose contra la dura costa. (ejem...sinceridad ante todo, muy bien Jerjes :P)
(Después de narrar todas las desgracias que han sufrido)
Jerjes: Estamos heridos por tal suerte para la eternidad.
Coro: Estamos heridos, pues es evidente (y le falta mandar a la mierda a Jerjes...este coro es la leche xDDD)

sábado, 28 de noviembre de 2009

Heroides V: Oenone Paridi.

He aquí, mi Heroida favorita, para que podáis disfrutarla en su idioma original.

Nympha suo Paridi, quamvis suus esse recuset,
mittit ab Idaeis verba legenda iugis.

Perlegis? an coniunx prohibet nova? perlege! non est
ista Mycenaea littera facta manu.
Pedasis Oenone, Phrygiis celeberrima silvis,
laesa queror de te, si sinis, ipse meo.
Quis deus opposuit nostris sua numina votis?
ne tua permaneam, quod mihi crimen obest?
leniter, e merito quicquid patiare, ferendum est;
quae venit indignae poena dolenda venit.
Nondum tantus eras, cum te contenta marito
edita de magno flumine nympha fui.
qui nunc Priamides (absit reverentia vero)
servus eras; servo nubere nympha tuli!
saepe greges inter requievimus arbore tecti
mixtaque cum foliis praebuit herba torum.
saepe super stramen fenoque iacentibus alto
defensa est humili cana pruina casa.
quis tibi monstrabat saltus venatibus aptos
et tegeret catulos qua fera rupe suos?
retia saepe comes maculis distincta tetendi,
saepe citos egi per iuga longa canes.
incisae servant a te mea nomina fagi
et legor Oenone falce notata tua;
et quantum trunci, tantum mea nomina crescunt;
crescite et in titulos surgite recta meos!

[Populus est, memini, fluviali consita rivo,
est in qua nostri littera scripta memor.]
popule, vive, precor, quae consita margine ripae
hoc in rugoso cortice carmen habes:
"cum Paris Oenone poterit spirare relicta,
ad fontem Xanthi versa recurret aqua."
Xanthe, retro propera versaeque recurrite lymphae!
sustinet Oenonen deseruisse Paris.
Illa dies fatum miserae mihi dixit, ab illa
pessima mutati coepit amoris hiems,
qua Venus et Iuno sumptisque decentior armis
venit in arbitrium nuda Minerva tuum.
attoniti micuere sinus gelidusque cucurrit,
ut mihi narrasti, dura per ossa tremor.
consului (neque enim modice terrebar) anusque
longaevosque senes: constitit esse nefas.
Caesa abies sectaeque trabes et classe parata
caerula ceratas accipit unda rates.
flesti discedens. hoc saltim parce negare;
praeterito magis est iste pudendus amor.
et flesti et nostros vidisti flentis ocellos;
miscuimus lacrimas maestus uterque suas.
non sic appositis vincitur vitibus ulmus,
ut tua sunt collo bracchia nexa meo.
ah quotiens, cum te vento quererere teneri,
riserunt comites—ille secundus erat.
oscula dimissae quotiens repetita dedisti!
quam vix sustinuit dicere lingua "vale!"
Aura levis rigido pendentia lintea malo
suscitat et remis eruta canet aqua.
prosequor infelix oculis abeuntia vela,
qua licet, et lacrimis umet arena meis,
utque celer venias, virides Nereidas oro—
scilicet ut venias in mea damna celer.
votis ergo meis, alii rediture, redisti?
ei mihi, pro dira paelice blanda fui!
Adspicit immensum moles nativa profundum
(mons fuit), aequoreis illa resistit aquis;
hinc ego vela tuae cognovi prima carinae
et mihi per fluctus impetus ire fuit.
dum moror, in summa fulsit mihi purpura prora.
pertimui: cultus non erat ille tuus.
fit propior terrasque cita ratis attigit aura:
femineas vidi corde tremente genas.
non satis id fuerat—quid enim furiosa morabar?—
haerebat gremio turpis amica tuo!
tunc vero rupique sinus et pectora planxi
et secui madidas ungue rigente genas
implevique sacram querulis ululatibus Iden
illuc has lacrimas in mea saxa tuli.
sic Helene doleat defectaque coniuge ploret,
quaeque prior nobis intulit, ipsa ferat!
Nunc tibi conveniunt, quae te per aperta sequantur
aequora legitimos destituantque viros.
at cum pauper eras armentaque pastor agebas,
nulla nisi Oenone pauperis uxor erat.
non ego miror opes, nec me tua regia tangit
nec de tot Priami dicar ut una nurus,
non tamen ut Priamus nymphae socer esse recuset
aut Hecubae fuerim dissimulanda nurus.
dignaque sum et cupio fieri matrona potentis;
sunt mihi quas possint sceptra decere manus.
nec me, faginea quod tecum fronde iacebam,
despice; purpureo sum magis apta toro.
Denique tutus amor meus est; ibi nulla parantur
bella nec ultrices advehit unda rates.
Tyndaris infestis fugitiva reposcitur armis;
hac venit in thalamos dote superba tuos.
quae si sit Danais reddenda, vel Hectora fratrem,
vel cum Deiphobo Polydamanta roga;
quid gravis Antenor, Priamus quid suadeat ipse,
consule, quis aetas longa magistra fuit.
turpe rudimentum, patriae praeponere raptam.
causa pudenda tua est; iusta vir arma movet.
Nec tibi, si sapias, fidam promitte Lacaenam,
quae sit in amplexus tam cito versa tuos.
ut minor Atrides temerati foedera lecti
clamat et externo laesus amore dolet,
tu quoque clamabis. nulla reparabilis arte
laesa pudicitia est; deperit illa semel.
ardet amore tui; sic et Menelaon amavit;
nunc iacet in viduo credulus ille toro.
felix Andromache certo bene nupta marito;
uxor ad exemplum fratris habenda fui.
tu levior foliis, tum cum sine pondere suci
mobilibus ventis arida facta volant.
et minus est in te quam summa pondus arista,
quae levis adsiduis solibus usta riget.
Hoc tua (nam recolo) quondam germana canebat
sic mihi diffusis vaticinata comis:
"quid facis, Oenone? quid arenae semina mandas?
non profecturis litora bubus aras!
Graia iuvenca venit, quae te patriamque domumque
perdat! io prohibe! Graia iuvenca venit!
dum licet, obscenam ponto demergite puppim!
heu! quantum Phrygii sanguinis illa vehit!"
dixerat; in cursu famulae rapuere furentem,
at mihi flaventes diriguere comae.
ah, nimium miserae vates mihi vera fuisti;
possidet en saltus Graia iuvenca meos!
sit facie quamvis insignis, adultera certe est;
deseruit socios hospite capta deos.
illam de patria Theseus, nisi nomine fallor,
nescioquis Theseus abstulit ante sua.
a iuvene, et cupido, credatur reddita virgo?
unde hoc compererim tam bene quaeris? amo!
vim licet appelles et culpam nomine veles;
quae totiens rapta est, praebuit ipsa rapi.
at manet Oenone fallenti casta marito—
et poteras falli legibus ipse tuis:
Me Satyri celeres (silvis ego tecta latebam)
quaesierunt rapido, turba proterva, pede
cornigerumque caput pinu praecinctus acuta
Faunus, in immensis qua tumet Ida iugis.
me fide conspicuus Troiae munitor amavit;
ille meae spolium virginitatis habet.
id quoque luctando; rupi tamen ungue capillos
oraque sunt digitis aspera facta meis.
nec pretium stupri gemmas aurumque poposci;
turpiter ingenuum munera corpus emunt.
Ipse ratus dignam medicas mihi tradidit artes
admisitque meas ad sua dona manus.
quaecumque herba potens ad opem radixque medendi
utilis in toto nascitur orbe, mea est.
me miseram, quod amor non est medicabilis herbis!
deficior prudens artis ab arte mea.
ipse repertor opis vaccas pavisse Pheraeas
fertur et e nostro saucius igne fuit.
Quod nec graminibus tellus fecunda creandis
nec deus, auxilium tu mihi ferre potes.
et potes et merui. dignae miserere puellae!
non ego cum Danais arma cruenta fero.
sed tua sum tecumque fui puerilibus annis
et tua, quod superest temporis, esse precor.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La no vida de un mileurista


Veintinueve años, licenciada en Derecho, masteres, cursos, idiomas... Si empiezo así, casi todos los que estáis leyendo este artículo me empezaréis a imaginar como una abogada que trabaja en un buen bufete, con un sueldo decente, una pareja, un piso propio... Pues no, amigos, a día de hoy trabajo como administrativo en una empresa de gran relevancia durante 8 horas diarias y, atención amigos, no llego a los 1000€ de sueldo. ¿Os suena de algo? Sí, sí... ¡Soy una mileurista!
Primero voy a explicar brevemente qué es un mileurista, por si alguien no ha llegado aún a este status. Un mileurista es, según las palabras de Carolina Alguacil, un joven licenciado y con idiomas que no gana más de 1000 € y que se tiene que contentar con una eterna vida de estudiante. Los sociólogos colocan la acreditación de mileurista a todos los jóvenes nacidos entre 1965 y 1980, en pleno Baby Boom, que, debido a las facilidades educativas, acudieron en masa a las universidades de todo el mundo en busca de un futuro dorado.
Por supuesto ni yo ni ninguno de mis compañeros mileuristas esperaban este futuro mientras cursaban sus 5 o 6 años de carrera; de hecho esperábamos lo que nuestros padres y nuestra sociedad decían: la universidad te ayuda a llegar. Y ese fue el problema, que todos quisimos llegar demasiado lejos y nos estrellamos juntitos al llegar a un mundo laboral colapsado por las esperanzas.
Hoy en día, cuando veo a los estudiantes yendo hacia sus universidades, todos ellos con una sonrisa y un rostro cargados de esperanzas, siento mucha pena por ellos... y por mi, claro está. No se dan cuenta de que, cuando terminen esa carrera en la que han volcado toda su juventud y todas sus energías, aún deberán vérselas con el mundo laboral y buscar un trabajo digno y adecuado a sus expectativas... y quizás no lo encuentren nunca, porque somos muchos jóvenes con estudios y muy pocos puestos de trabajo o, lo que es mejor, muy pocas empresas dispuestas a pagar por nuestro nivel de estudios. Aceptémoslo, amigos, a un jefe le viene mucho mejor contratar a un joven sin estudios y pagarle una mierda de sueldo, que contratar a un joven con estudios y acreditaciones al que tendría que pagar el doble.
De todas formas, ser un mileurista no está tan mal... o al menos eso dicen los políticos, porque yo, la verdad, sigo intentando ver el lado bueno... Un mileurista tiene las siguientes ventajas:
- Nunca estamos solos... porque no podemos permitirnos un piso, así que o compartimos piso con otros mileuristas o nos quedamos en casa de papá y mamá.
- No hacemos gastos inútiles... porque sino no llegamos a fin de semana.
- No perjudicamos al medio ambiente... porque racionamos el agua, el gas...
- No pillamos caravana... porque o no tenemos coche o el coche es demasiado viejo para ir con él al trabajo.
- Vivimos al día... porque no nos queda otro remedio!!
- Mantenemos charlas económicas realmente iluminadoras... ¿ si cambiamos la lavadora nos da para comprar aceite?
- Y ahora vamos a tener una vivienda a nuestra medida: ¡los zulos!...¡ qué grandes pensadores estos políticos!

Espero que todos hayáis entendido bien cómo es la vida de un mileurista y por qué hemos terminado este círculo vicioso que nadie ha podido parar aún. Buena suerte a todos los que tengáis el mismo problema.

Metro de Madrid...estafa

Más que volar lo que hace el metro de Madrid es estafar a los usuarios que optan por este tipo de transporte, según he podido verificar en mis propias carnes. Dejemos a un lado que, para ser el mejor del mundo, para mi sus instalaciones son en ocasiones precarias, el servicio al cliente nulo y su funcionamiento bastante deplorable...Dejemos a un lado que un viaje de 40 minutos en Metro pueda convertirse fácilmente en un viaje de 1 hora y 30 minutos y que, por supuesto, Metro de Madrid no sea capaz de reembolsar un maldito euro como compensación por las molestias que haya causado... No, no es eso por lo que Metro de Madrid estafa... Lo que clama al cielo es que llevando un billete válido (algunos incluso un abono transportes valido) el señor revisor sea capaz de ponerte una multa de 20€ y, por si acaso fuera poco, chillarte hasta que los tímpanos te sangren... también clama al cielo que, una vez puesta la multa, no haya manera de reclamarla salvo por una miserable hoja de reclamación que es respondida con un " investigaremos su caso" (como si me lo fuese a creer...) y que el señor revisor (si, ese que tan amablemente y con tanto tacto nos ha increpado) no sea capaz ni de darnos su nombre. Pero lo mejor de esta situación es que, después de recibir una bonita multa como recuerdo de tu "maravilloso" viaje, una niña intente robarte en pleno andén y no haya ni un solo vigilante al que acudir...porque todos están fumando (eso si, en los huecos de las obras como puede verse en Laguna) o tomándose un cafecito o meando o cagando o lo que quiera que hagan en ese momento salvo su trabajo. También es absolutamente lógico que, tras pagar cada mes 53,70 €, no tengas ni derecho a usar un puñetero baño público ni usar las escaleras mecánicas (si, esas que casi siempre tienden a estar estropeadas cuando las necesitas) ni poder llegar a tiempo a los sitios (aunque salgas con 1 hora de adelanto, siempre pasará algo).
Otra cosa sumamente curiosa del metro (y ya con esta os dejo de dar la brasa) es la eficacia de los trabajadores para ignorar un problema aunque éste se dé en su propia cara. Un ejemplo: Hace un año, en Diciembre, el metro de la línea 10 llega a Príncipe Pío. Hay dos trabajadores de Metro en el andén. Por lo visto han fregado el suelo (aunque no hay señalización). Una que sale pitando para pillar el tren de la línea 6 y resbala con el agua acumulada por la señora de la limpieza, los dos trabajadores miran divertidos la escena, yo me caigo dentro del vagón dejándome el pie enganchado entre vagón y andén... ¿Creeís acaso que esos dos señores, a los que se les paga por algo supongo yo, acudieron corriendo a ayudarme para evitar que las puertas (que ya empezaban a pitar) me pillarán el pie? Pues no, por supuesto que no... fue un hombre muy amable quien dejo su sitio libre para correr a rescatarme mientras los dos trabajodores de metro se reían de mi a sus anchas... Ahí tenéis la prueba...procurad no caeros nunca a las vias porque dudo mucho que algún amable trabajador de metro acuda a ayudaros!
Gracias a todos y buen viaje...pero no en Metro!!!!

jueves, 23 de julio de 2009

Roma.... ¿realidad y ficción?


Actualmente la historia de Roma parece haber cobrado fuerza en la sociedad, haciendo que la gente comience a interesarse por los sucesos acontecidos en una de las grandes potencias del mundo antiguo: Roma. Desde luego, la rápida evolución del pueblo romano desde sus humildes orígenes (una aldea formada por forasteros) hasta alcanzar su máximo auge durante el Imperio (recordemos que Roma llegó a controlar Occidente y Oriente) resulta ya un hecho tan curioso como interesante; además la truculenta historia de Roma (traiciones, guerras, asesinatos, luchas de poder...) ayudan a que el ciudadano de a pie se sienta subyugado por la gran sombra de este Imperio.
El interés depositado en la historia de Roma puede constatarse a partir de las numerosas películas que tratan el tema inspirándose ya sea en momentos históricos (Calígula, Julio César, Espartaco,...) o en obras literarias clásicas ( El Satiricón,...). Sin embargo, la mayor empresa iniciada para dar a conocer la historia romana ha caído en manos de la serie "Roma" cuyo equipo directivo ha sabido aunar la historia con los intereses actuales (sexo, dinero, amor...), utilizando para ello un doble argumento: el histórico (Julio César, Marco Antonio, Octavio y Cleopatra) y de ficción (las aventuras y desventuras de T.Pullo y L.Voreno). Los creadores de la serie, desde luego, han puesto especial cuidado a la hora de crear los decorados y de adaptar la vestimenta de los personajes; de hecho, esta serie presume de ser una de las más caras de la historia de la televisión, algo que se nota no sólo en los efectos especiales, sino también en la creación de una atmósfera magna y épica que conjunta bien con la solemnidad que debió de mostrar la gran Roma.

Después de haber realizado una investigación para comparar todos los aspectos de la historia y de los sucesos narrados en la serie, puedo decir que los guionistas han elaborado un buen trabajo y han tenido un gran asesor histórico a la hora de engarzar los acontecimientos reales con los ficticios, algo que, por otra parte, no resulta de extrañar teniendo en cuenta que la productora de esta serie es de origen inglés y todos sabemos el interés que los ingleses muestran hacia la conservación de la cultura latina.
Dentro de la recreación histórica es necesario hacer una mención especial al asesor militar de esta serie que se ha alejado de los errores comunes en este tipo de producciones permitiéndonos ver legionarios republicanos y no imperiales como solemos ver; además, la forma de combatir en la primera escena es una excelente recreación de lo que debió de ser el combate de las legiones republicanas. En cuanto a la historia, me parece correcto que no hayan tomado partido por ninguno de los dos bandos, aunque, es cierto, que el período que pretenden narrar es un período muy complejo de la historia de Roma y es difícil realizar una narración factible de los hechos. Por otra parte, los personajes son un poco ajustados y, en ocasiones, se nos muestran bastante incongruentes consigo mismos, aunque en otros momentos han realizado un buen trabajo al retratar a los distintos personajes políticos de la época (por ejemplo, el personaje de César me parece sublime y muy cercano a la visión histórica; mientras que Octavio deja mucho que desear).
Sin embargo, no todo es bueno, ya que me parece que han abusado bastante de las escenas sexuales. Seguramente querían dar la impresión de que Roma poseía una libertad sexual mayor que la nuestra (algo que podía darse en algunas personas, pero no en todas), pero lo que han logrado es dar una visión de una sociedad romana dominada por el sexo y los vicios en general.
Desde luego, la serie presenta numerosas incongruencias históricas que, en su mayor parte, se refieren al tratamiento de los personajes, de algunas instituciones y de la vida cotidiana ; sin embargo, los guionistas han ido con cuidado a la hora de narrar los acontecimientos históricos que hicieron tambalearse a la República y que dieron inicio al gran Imperio Romano. Así pues, dentro de la ficción, la serie "Roma" ha sabido aunar a la perfección el rigor histórico con el entretenimiento que hoy en día reclama la sociedad en la que vivimos para la que la historia no es más que una asignatura aburrida y limitada a la educación secundaria, sin mayor intromisión en su vida cotidiana.

jueves, 18 de junio de 2009

Una mentira


Si pudieseis mirar en mi interior y ver todo lo que he sido y lo he soy ahora os aseguro que no os culparía cuando asomará en vuestros ojos una mueca de incomprensión, quizás, incluso terror. Hace tiempo que deje de soñar y de vivir, el mundo me parece tan triste y cruel como aquellas tragedias griegas que en su día me horrorizaban y que ahora entiendo como quien lo ha experimentado en sus propias carnes; ni siquiera me gusta ver películas románticas que antes me hacían romper a llorar desesperadamente porque, al verlas, siento ganas de gritar al mundo lo hipócrita que es... ¿Amor? Preferiría no haber conocido nunca esa maldita palabra, haberme mantenido en una ignorancia que me hacía soñar con príncipes azules que me rescataban de mi ordinaria y aburrida vida... no haber averiguado jamás que no existe un príncipe azul para mi y que marchitaré lentamente enterrada en un amor que ni siquiera existe, que es una mera ilusión.

¿Qué hablo así porque estoy herida? Sí, posiblemente. Me han herido durante dos años, sin piedad y sin miramientos de ningún tipo. Cúpido lanzaba su flecha contra mi corazón para después agarrarla y retocerla con saña, seguramente sonreía mientras mi cordura desaparecía, mientras mis ojos quedaban libres de la maldita venda que les ocultaba la realidad. Sí, creo que hablo desde el dolor, pero eso es solo una parte de mi visión, porque al dolor se le añade la incomprensión, la incertidumbre, el miedo, la traición y mil sentimientos más que solo había leído en los libros y cuya presencia me ha hecho enloquecer hasta el punto de escribir esto.

¿Qué hacer? ¿Qué creeis que puedo hacer? ¿Dejarle? Sí, sería lo más fácil, pero no puedo siquiera imaginarlo. Estoy enganchada como si de una droga se tratase...enganchada a un amor ficticio... enganchada a una vida gris y sin gracia... enganchada a una mentira.

Soñadora, triste, pensativa, alegre, inteligente, contradictoria, cariñosa, inquieta.... Una tormenta de verano, una incognita para el ser humano... Esa soy yo.