sábado, 9 de abril de 2011

Miradas

Tú me mirabas y yo te miraba, y nos mirábamos consiguiendo vencer la distancia que nos separaba. Distancia que conseguía mantener alejadas dos almas y unir, al mismo tiempo, dos cuerpos que no lograban escapar a la atracción intensa de dos miradas. Dos miradas que rompían el tiempo y el espacio haciéndonos desear estar cada vez más juntos durante más tiempo... Sí, tú me mirabas y yo, sin duda, te miraba.

viernes, 1 de abril de 2011

Heridas del corazón

Hoy he querido escribir una carta, pero mi mano temblaba sobre el teclado y mi cabeza se negaba a moldear palabras con las que encantar los ojos del destinatario.
Hoy he querido escribir que no me haces falta, que no tienes cabida en mi vida y que mi corazón ha olvidado tu presencia...pero mi mano se negaba a poner por escrito vanas palabras.
Hoy he querido escribir que te perdonaba, que olvidaría tu traición y tus puñaladas...pero mi corazón se ha rebelado ante tamaña falacia.
Hoy he decidido que, por el bien de ambas, no te escribiré nada, lo único que tendrás de mi mano será una sentencia de amistad sellada con la sangre derramada por tus mentiras.

Abandono amoroso

Este poema nació durante una tediosa clase de Literatura Griega en la universidad y hace unos días recibí la maravillosa noticia de que había quedado finalista de un concurso y había sido premiada con la publicación del poema en una antología ^^ Para todos los que queráis, aquí lo tenéis y espero que os guste.

Tu eres el Eneas de mi Eneida
y yo Dido, tu abandonada compañera,
la que compartió contigo techo y cama
entregando lo más profundo del alma.
Yo soy la que arde en una Troya eterna,
tu Creusa por un sino mejor abandonada,
consumida por la tristeza del alma
que, al ver llegar la muerte, consume su vida.
Yo soy la que llora en la playa solitaria,
rechazada por el asesino de la taura bestia
aquella a la que yo entregue a la Parca
aún siendo sangre de mi sangre, familia mía.
Yo soy la cruel asesina de la Cólquide belicosa
la que por amor al nauta fue traidora a su patria
matando a su hermano en su fatal huida
y rechazada luego en pos de la rica novia.
Yo soy la dulzura en la traidora Helena
causante del fuego de tu privada ciudadela
acosada por los griegos armados por la sutil lanza
engañada por el caballo de pesada panza.
Yo soy la amada muerta por la espada,
yo soy del bebido dios la nueva esposa,
yo soy la devota esposa recuperada,
pero tú, cuando te vayas, tú no serás nada.


     © Tamara Díaz
     (Reservados todos los derechos)