Se acaba el año. Un año que ha sido duro para casi todos los españoles, un año que ha traído más lágrimas que sonrisas, ha separado familias, ha golpeado las ilusiones de la gente, ha provocado que los sueños se rompan en mil pedazos y queden esparcidos por el suelo por el que nosotros andamos descalzos... Un año de mierda, vamos, aunque eso sí, ha tenido sus momentos buenos también (no vamos a negarlo). Seguro que todos habéis tenido vuestros momentos alegres durante este año, quizás unos habéis tenido más momentos alegres que otros y eso está bien, la verdad.
En fin, esta entrada que inicio con un tono deprimente digno de una carta suicida no pretende ser eso, deprimente, sino servir como una reflexión del año. Se han puesto de moda las entradas reflexivas en las que la gente hace balance del año que se acaba y se ilusiona con las probabilidades del año que empieza, una moda que me ha resultado agradable y que he acogido con los brazos abiertos...sí, es un eufemismo para decir que les he plagiado la idea a mis amigos bloggeros :)
Bueno, para mí este año ha sido especialmente duro. Ha sido un año de esfuerzos vanos, ilusiones rotas, decepciones...un año de luchar continuamente por todo. Sin embargo, he de reconocer que este año me ha proporcionado momentos muy buenos y me ha enseñado cosas que no habría podido aprender de otra forma. Este año 2011 he aprendido a decir basta cuando no puedo más, a protestar cuando es necesario, a perseverar en mis decisiones, a pensar antes de actuar, a madurar, a vivir el presente y a soñar... He conocido la cara más horrenda del mundo, pero también he conocido la cara más amable a través de todos aquellos que, sin haberme visto en la vida, me han prestado su apoyo y sus consejos en los momentos más duros, aquellos amigos que me han escuchado cuando necesitaba hablar y me han hablado cuando necesitaba algo que escuchar... He descubierto que no estoy sola en el mundo, que existen muchas personas como yo, que no soy rara, sino especial. He descubierto que, por muy mal que pinte todo, siempre hay que conservar una luz en el horizonte, algo que nos sirva de guía en la oscuridad y nos proporcione calor en las noches heladas.
Este año he abandonado antiguas amistades y he retomado otras; he conocido a gente maravillosa que me ha demostrado que lo importante no es quedar todos los días a tomar un café, sino compartir un sueño y ser capaces de ayudar a otros a cumplirlo. No me arrepiento de nada de lo que ha pasado este año. Sería una estúpida si lo hiciese porque arrepentirse del pasado no soluciona nada, solamente nos hace sufrir durante más tiempo y nos hace olvidar la lección que esos errores han dejado tras de sí. No, no me arrepiento de haber sufrido tanto porque ese sufrimiento me ha ayudado a crecer como persona y me siento orgullosa de mí misma y de la forma en que he superado todos los obstáculos que se han puesto en mi camino.
El 2011 ha tenido, como ya decía, momentos muy buenos. En primer lugar, he conocido a unas personitas maravillosas que se han convertido en parte de mi vida y que se han ganado un lugar privilegiado en mi corazón a pesar de no habernos visto en persona. Vosotros, personitas de mi corazón, ya sabéis quiénes sois y sabéis que me alegro de haber consigo meteros en mi vida y que os deseo lo mejor.
En segundo lugar, he empezado a cumplir un sueño que había mantenido en suspenso durante mucho tiempo. Este año comencé a mover mi primera novela y a luchar para publicarla... Es más, este año he salido del armario de escritores y he gritado a los cuatro vientos que escribo, algo que nunca me había atrevido a hacer por miedo al rechazo de los demás. Los sufrimientos de los que os hablaba me han llevado a quedar finalista en un concurso de relatos y mi relato Cambiar la historia, que sirve como recuerdo de uno de los momentos más negros de este año, ha sido publicado... ¡qué alegría! Supongo que la mayoría de vosotros me entiende. No es que me hayan dado dinero...no, simplemente me han publicado y eso para mí es un logro monumental, algo que me llena de orgullo y mucho más sabiendo que ese pequeño relato es una pequeña parte de mi alma y ha llegado al corazón de otras muchas personas que lo han leído y han llorado con él.
Mi novela sigue aparcada, a la espera de que alguien se interese por ella...no me importa; como bien dice mi compañera Raquel: lo que tenga que ser, será. No me doy por vencida y sé que, tarde o temprano, publicaré Eterna Oscuridad de una forma u otra...tengo toda la vida por delante y una paciencia a prueba de balas. Además, tengo la satisfacción de saber que otros han leído mi historia y han terminado encantados...incluso me han escrito críticas!!! ¿Cómo iba a pensar en eso hace unos años cuando lo que escribía no salía de mi ordenador? Ahora sonrió cuando alguno de mis amigos y compañeros me felicita por lo que escribo, me siento flotar en una nube y me lleno de orgullo...por fin lo he hecho. Me atreví a ser valiente y dar el salto, y vosotros, amigos, me recogisteis entre vuestros brazos. Mil gracias.
Todo este apoyo desemboca en la última noticia positiva que trae este año: la web. Durante esta semana me vino la inspiración y decidí que sería interesante tener una web dedicada a mi novela, una web con información detallada sobre ella y sobre mí, con novedades especiales para mis lectores. Y la hice. Construí la web de Eterna Oscuridad que podéis visitar haciendo click en el link.
Como final a esta entrada caótica, sentimental y extraña como la autora misma, quiero decir que no sé qué me deparará el nuevo año. No sé si será mejor o peor que este año que se marcha, y tampoco quiero saberlo, la verdad. Sin embargo, lo que sí que sé es que continuaré luchando como una fiera por todo aquello que me importa, seguiré ayudando a todos esos amigos y compañeros que comparten esta locura de sueño literario, y me esforzaré por seguir sonriendo aunque me cueste...ah! y, por supuesto, seguiré plasmando mis pequeños desvaríos en este espacio que se ha convertido en el último lugar libre de mi vida.
Muchas gracias por estar ahí en este año, amigos míos, y espero que el 2012 os traiga tantas sonrisas como os merecéis.
Un beso y un abrazo.