viernes, 30 de marzo de 2012

Reflexión


Estoy harta. Harta de comprobar, día a día, cómo este país se hunde en la miseria mientras los que lo gobiernan se ríen tras una espesa cortina de humo procedente de un buen habano y con un whisky (que no güisqui, me perdonaréis que ignore ciertas normas de la RAE) de primera en la mano.
En lo que va de año no hemos parado de sufrir. Hemos visto cómo echaban de sus casas a gente que conocemos, hemos visto cómo desconocidos rebuscan en la basura en busca de algo que llevarse a la boca, hemos visto jóvenes desesperados dirigirse al aeropuerto más cercano desde donde nos han dicho «adiós», hemos oído a nuestros padres quejarse, incluso sollozar porque no pueden más…Hemos visto ya demasiado. Sin embargo, no parece que lo que nosotros hemos visto y vivido sea suficiente para esos señores bien vestidos que nos observan desde las alturas con gesto de suficiencia, al parecer, para estos señores, aún debemos hacer más sacrificios para salir de este agujero que ellos han cavado y en el que nos han metido sin que fuésemos ajenos.
 Y yo me pregunto…¿qué más queréis de nosotros? ¿Queréis que trabajemos gratis en pro del Estado? ¿Queréis que cedamos a nuestros primogénitos? ¿Queréis que nos alimentemos de pan y agua? Decidnos qué es lo que queréis de verdad. Porque yo lo intuyo. Queréis que trabajemos por menos dinero para que vosotros podáis embolsaros lo restante, queréis que cedamos a nuestros hijos para que podáis explotarlos a gusto, enviarlos lejos y, cuando triunfen, reclamar sus éxitos como propios, queréis que nos alimentemos de sobras mientras vosotros disfrutáis de lo que hemos producido con sudor y sufrimiento… Vosotros no queréis una democracia, vosotros queréis una dictadura que os enriquezca y os haga sentir importantes.
No me habléis de esfuerzos y sacrificios. Yo que he trabajado y estudiado durante seis largos años, dejando a un lado mi vida social, mis sueños, para formarme y ser útil. No me habléis de esfuerzos a mí, que me he ido de un país en el que no encontraba ni trabajo ni comprensión para descubrir que fuera se vive mejor y regresar siendo un mero fantasma de lo que fui, una apátrida, una desubicada…. Yo que vi cómo mi padre se quedaba sin trabajo y a los cinco meses el banco embargaba la que había sido nuestra casa. Yo que he tenido pesadillas, que he llorado por las noches, que he fingido ser fuerte y me he hundido, y he salido a flote. Yo que lucho con uñas y dientes, que trabajo por un salario mínimo por la mañana y por otro por la tarde; yo que tengo que soportar que mis jefes me amenacen con quitarme un día de sueldo si no llego por culpa de los servicios mínimos; yo que  vivo con miedo a faltar al trabajo y quedarme sin esa mierda de salario que me permite comer… Decidme qué más puedo hacer, porque ya no se me ocurre. 
Y como yo, miles o millones de personas a las que no escucháis porque hacerlo supondría daros cuenta de que estáis equivocados, de que ese camino que habéis escogido no es el que conduce al bienestar del pueblo, sino al bienestar de unos pocos elegidos. Unos pocos elegidos que ganan en un mes lo que yo gano en un año y aún se quejan, reciben dietas de transporte y comidas mientras yo me alimento con un sándwich día sí, día también; ocupan puestos de asesores donde les pagan también… ¿Por qué nosotros podemos apretar el cinturón y vosotros no? Si de verdad quisieseis acabar con la crisis sin asfixiar al pueblo, rebajaríais esos salarios imposibles o, incluso, abandonaríais uno de ellos (en caso de tener varios…que me consta los tenéis),  rechazaríais las dietas y dedicaríais el esfuerzo necesario a ese empleo que vosotros habéis elegido y que equivocadamente llamáis «política». Pero no, vosotros seguiréis en vuestra línea, sin rechazar ningún privilegio, sin «apretaros el cinturón», pero votando y aprobando recortes que sólo sirven para dejar al pueblo en una miseria que, en breve, podremos comparar a la existente durante y tras la guerra…Desnutrición, enfermedades, pobreza, mendicidad…Ahí, ahí es donde nos conduce esta maldita carretera que tan bien habéis asfaltado. 

1 comentario:

  1. Madre mía, se me ponen los pelos de punta de ver a donde estamos llegando. Yo también soy de esas personas que vivo al límite y estoy hasta los ... de que se me exija más, ¿y ellos? ¡venga hombre! No sabes como te entiendo, Enone :(. Sé lo que es tener que comer bocadillos al final del mes, porque el dinero no te da para más. Y encima ahora quieren machacarnos más.
    Jo, perdona por tardar tanto en pasarme por tu blog :(. Un besazoooo!

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