jueves, 14 de julio de 2011

El héroe y el antihéroe

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En la Antigüedad se decía que un héroe es aquél mortal capaz de superar los límites que la naturaleza le ha impuesto y usar esas capacidades para sobresalir entre sus iguales, además puede añadirse un requisito más: el héroe debe ser hijo de un dios o de un ser inmortal. Al principio estas capacidades especiales eran puramente físicas ( la fuerza de Hércules, la invulnerabilidad de Aquiles, etc.) porque se adaptaban a las necesidades de la época (la época en la que se ubica la Guerra de Troya dónde participa Aquiles es una época de guerra, lo importante entonces era la fuerza física); además, los héroes tenían unos firmes principios morales y éticos basados en tres pilares esenciales: valor, honor y fidelidad. Uno de los grandes representantes de estos pilares será Hércules quien, siendo hijo del dios Zeus, acató las normas de su primo Euristeo y llevó a cabo los 12 trabajos que éste le imponía por encargo de la diosa Hera; trabajos que pretendían acabar con la vida del héroe... Entonces, ¿por qué lo hacía? Primero, porque Euristeo era su legítimo rey y le debía fidelidad; segundo, porque el honor le impedía rechazar la orden de su rey y tercero, porque negarse a llevar a cabo esos trabajos habría supuesto un acto de cobardía (bueno, y también su muerte, pero los grandes héroes no le temen a la muerte :P) ¿Veis lo que intento deciros?
Hércules. Figura sacada de una cerámica griega.                                        
 Ahora bien, poco a poco, la cosa va cambiando y  nos encontramos con el nacimiento de una nueva tipología de héroe que comenzará a ocupar el primer plano en la literatura posterior: el antihéroe. ¿Qué es un antihéroe? Pues es un héroe que no sobresale por motivos físicos, sino por motivos morales o psíquicos: Odiseo es el héroe inteligente, Eneas es el héroe compasivo y fiel, etc. Ahora los héroes no tienen por qué reunir las tres condiciones anteriores (valor, honor y fidelidad), sino que pueden desarrollar sólo una o dos, dependiendo de cada cual. ¿Por qué se hace esto? Pues porque la mentalidad y las necesidades han cambiado. Ya no son necesarios jóvenes enloquecidos que acudan a la guerra para demostrar lo valientes que son y mueran a la primera; son necesario jóvenes que piensen, que razonen y que actúen dependiendo de las circunstancias en las que estén (Lógico, ¿no creéis?). Este gran cambio en el mundo literario y humano se empieza a ver en la Iliada ( Libro VI) con la despedida de Héctor y Andrómaca… No sé si lo habréis leído, pero es un fragmento maravilloso y digno de leer, así que voy a ponerlo aquí :D
Héctor, saliendo presuroso de la casa, desanduvo el camino por las bien trazadas calles. Tan luego como, después de atravesar la gran ciudad, llegó a las puertas Esceas —por allí había de salir al campo—, corrió a su encuentro su rica esposa Andrómaca, hija del magnánimo Eetión, que vivía al pie del Placo en Tebas de Hipoplacia y era rey de los Cilicios. Hija de éste era pues, la esposa de Héctor, de broncínea armadura, que entonces le salió al camino. Le acompañaba una doncella que llevaba en brazos al tierno infante, hijo amado de Héctor, hermoso como una estrella, a quien su padre llamaba Escamandrio y los demás Astianacte, (…) Vio el héroe al niño y sonrió silenciosamente. Andrómaca, llorosa, se detuvo a su lado, y mientras le cogía de la mano, le dijo:
 Andrómaca—¡Desgraciado! Tu valor te perderá. No te apiades del tierno infante ni de
mí, infortunada, que pronto seré viuda; pues los aqueos te acometerán todos a una y
acabarán contigo. Preferible sería que, al perderte, la tierra me tragara, porque si
mueres no habrá consuelo para mí, sino pesares; que ya no tengo padre ni venerable
madre. A mi padre le mató el divino Aquileo cuando tomó la populosa ciudad de los
cilicios, Tebas, la de altas puertas: dio muerte a Etión, y sin despojarle, por el religioso
temor que le entró en el ánimo, quemó el cadáver con las labradas armas y le erigió un
túmulo, a cuyo alrededor plantaron álamos las ninfas Oréades, hijas de Zeus, que lleva
la égida. Mis siete hermanos, que habitaban en el palacio, descendieron al Hades el
mismo día; pues a todos los mató el divino Aquileo, el de los pies ligeros, entre los
bueyes de tornátiles patas y las cándidas ovejas. A mi madre, que reinaba al pie del
selvoso Placo, la trajo  aquél con el botín y la puso en libertad por un inmenso rescate;
pero Artemis, que se complace en tirar flechas, la hirió en el palacio de mi padre.
Héctor, ahora tú eres mi padre, mi venerable madre y mi hermano; tú, mi floreciente
esposo. Pues, ea, sé compasivo, quédate en la torre —¡no hagas a un niño huérfano y a una mujer viuda!— y pon el ejército junto al cabrahigo, que por allí la ciudad es
accesible y el muro más fácil de escalar. Los más valientes —los dos Ayaces, el célebre Idomeneo, los Atridas y el fuerte hijo de Tideo con los suyos respectivos— ya por tres veces se han encaminado a aquel sitio para intentar el asalto: alguien que conoce los oráculos se lo indicó, o su mismo arrojo los impele y anima.

Contestó el gran Héctor, de tremolante casco:
— Todo esto me preocupa, mujer, pero mucho me sonrojaría ante los troyanos y las
troyanas de rozagantes peplos si como un cobarde huyera del combate; y tampoco mi
corazón me incita a ello, que siempre supe ser valiente y pelear en primera fila,
manteniendo la inmensa gloria de mi padre y de mí mismo. Bien lo conoce mi
inteligencia y lo presiente mi corazón: día vendrá en que perezcan la sagrada Ilión,
Príamo y su pueblo armado con lanzas de fresno. Pero la futura desgracia de los
troyanos, de la misma Hécabe, del rey Príamo y de muchos de mis valientes hermanos
que caerán en el polvo a manos de los enemigos, no me importa tanto como la que
padecerás tú cuando alguno de los aqueos, de broncíneas corazas, se te lleve llorosa,
privándote de libertad, y luego tejas tela en Argos, a las órdenes de otra mujer, o vayas por agua a la fuente Meseida o Hiperea, muy contrariada porque la dura necesidad pesará sobre ti. Y quizás alguien exclame, al verte deshecha en lágrimas:" Esta fue la esposa de Héctor, el guerrero que más se señalaba entre los teucros, domadores de caballos, cuando en torno de llión peleaban..."Así dirán, y sentirás un nuevo pesar al verte sin el hombre que pudiera librarte de la esclavitud. Pero que un montón de tierra cubra mi cadáver antes que oiga tus clamores o presencie tu rapto.
Así diciendo, el esclarecido Héctor tendió los brazos a su hijo, y éste se recostó,
gritando, en el seno de la nodriza de bella cintura, por el terror que el aspecto de su
padre le causaba: le daban miedo el bronce y el terrible penacho de crines de caballo,
que veía ondear en lo alto del yelmo. Se sonrieron el padre amoroso y la veneranda
madre. Héctor se apresuró a dejar el refulgente casco en el suelo, besó y meció en sus manos al hijo amado y rogó así a Zeus y a los demás dioses...
(…)
Tras hablar así, el esclarecido Héctor cogió el casco hecho de crines de caballo, mientras su esposa se marchaba a casa volviéndose de vez en cuando y derramando lozanas lágrimas.
Homero, Ilíada, VI  Editorial Gredos.

En este fragmento vemos cómo el héroe y el antihéroe se complementan. Héctor es el gran héroe de Troya, el único capaz de dirigir al ejército troyano y hacer retroceder al ejército griego; el único que puede devolver el honor a la ciudad, honor que su propio hermano (Paris) ha mancillado al secuestrar a la bella Helena ( mujer de Agamenón y causa primaria- pero no única- de la guerra). Hay tenemos a nuestro héroe, tan preocupado por su lealtad a Troya y su honor que, cuando su esposa le suplica que no vaya a la batalla, no duda en decir: mucho me sonrojaría ante los troyanos y las troyanas de rozagantes peplos si como un cobarde huyera del combate; y tampoco mi corazón me incita a ello, que siempre supe ser valiente y pelear en primera fila, manteniendo la inmensa gloria de mi padre y de mí mismo. Pero en este fragmento también nos encontramos con otro tipo de héroe… un héroe familiar, que no duda en quitarse el yelmo cuando ve que su hijo se asusta del resplandor; un héroe con sentimientos que es capaz de sonreír al ver a su hijo y sufrir al despedirse de su familia. Algo que el gran Aquiles, caudillo de los griegos, nunca hará porque es demasiado héroe… el momento de mayor debilidad anímica de Aquiles está en la muerte de Patroclo (amigo y amante), pero no llora, sino que monta en cólera y se lanza a asesinar a todo troyano que pille cerca (muy heroico, no me diréis que no).
La evolución del héroe en una sola fotografía. Aquiles (Brad Pitt) es el héroe clásico; Héctor (Eric Bana) es un héroe más evolucionado y Paris (Orlando Bloom) podríamos decir que es el primer prototipo de antiheroe (aunque para mí de héroe tiene bien poco)
Así pues, la forma de ver al ser humano cambia mucho en pocos siglos y eso es algo que podemos apreciar en las grandes obras clásicas de la literatura como, por ejemplo, la Iliada y la Odisea. En la Iliada el protagonista será el gran Aquiles ( Canta, oh Musa, la ira del pélida Aquiles…) que sobresale por su fiereza, su fuerza y su invulnerabilidad física; en esta obra aparece por vez primera Ulises (Odiseo), un hombre de poco valor bélico pero con una mente despierta y capaz de tramar cualquier cosa… pero, ¿creéis que Aquiles y Ulises estaban igual de bien considerados? No, queridos lectores. En esa época Aquiles era el modelo que cualquier jovencito debía seguir, mientras que Ulises era la imagen de lo que no debía hacerse… ¿ganar una guerra mediante artimañas? ¡Por los dioses! Fijaros cómo sería la cosa que estas preferencias se dejan notar incluso en la elección de las armas: Aquiles usará la espada (cuerpo a cuerpo) mientras que Ulises usa el arco (de lejos, por la espalda) que es el arma de los cobardes (¿qué arma usaba el gran Paris? ¡El arco!). Sin embargo, autores posteriores supieron apreciar la capacidad de raciocinio del gran Ulises y empezó a ser visto como un hombre sabio, capaz de acabar una guerra sin necesidad de manchar sus manos con sangre y de engañar a todo aquél que se pusiera delante.

Ahora bien, esta tendencia del héroe y el antihéroe no es cosa únicamente de la literatura clásica, sino que podemos apreciar el mismo desarrollo en la literatura moderna. Sin embargo, para entender bien este nuevo inicio en el pensamiento y esta repetición de los cánones, debemos entender que el final de época clásica trajo consigo un período bastante largo de oscuridad cultural al desaparecer casi todos los escritos antiguos (por desastres naturales o humanos) y sumir al ser humano en un desconocimiento total. Según muchos expertos, si los manuscritos antiguos hubiesen permanecido entre nosotros, ahora mismo estaríamos más evolucionados ya que no habríamos tenido que tropezar de nuevo con asuntos que los antiguos ya habían resuelto (por ejemplo, la canalización de aguas que los griegos ya conocían y usaban para evitar que la suciedad provocase enfermedades y que no volvió a usarse hasta el siglo XIX). De esta manera, los literatos posteriores se vieron obligados a pasar obstáculos que los antiguos griegos y romanos ya habían conseguido salvar, y uno de ellos será la concepción del hombre y su reflejo en la literatura.
El Cid Campeador
Parece absurdo, pero las primeras muestras de literatura medieval no religiosa siempre tienen como protagonista un héroe que destaca entre todos por su valentía, su honor y su religiosidad (hemos cambiado, fidelidad, por religión): Roldán en Francia, el Cid en España, etc. No es extraño que la literatura de estas primeras épocas presente esta tipología de héroes, ya que son momentos de lucha y lo que se necesita es un guerrero, no un pensador. Sin embargo, poco a poco la mentalidad literaria comienza a cambiar y empieza a apreciarse la presencia de esos antihéroes, que hasta el momento habían quedado apartados por no cumplir los requisitos del “perfil” heroico (mira, como cualquier entrevista de trabajo actual :P). La evolución del héroe en esta literatura puede apreciarse claramente en los ciclos de caballería artúrica donde empezamos con héroes como Lancelot (El Caballero de la Carreta – siglo XII- Chrétien de Troyes) quien es, perdón por los admiradores de este héroe, como un burro tras Ginevra (no ve nada más que Ginevra…incluso pone en riesgo su honor de caballero para alcanzarla) y pasamos a un héroe atípico como el Merlín  (siglo XIII – Robert de Boron) que no es especialmente ducho en la lucha pero tiene unas capacidades intelectuales especiales sin las cuales el rey Arturo jamás habría llegado a nacer ni habría alcanzado la fama (y pensar que en historias anteriores, Merlín era considerado hijo del demonio y, por lo tanto, su sabiduría y sus capacidades eran malas!!!) ¿Veis la evolución de los héroes? Es increíble como en un siglo puede cambiar de tal manera la concepción del hombre…
Pero la cosa no termina aquí, amigos míos, porque en la actual literatura hemos visto como el antihéroe se ha impuesto sobre el héroe tradicional. Durante un tiempo, el héroe tradicional siguió teniendo cierta importancia en ámbitos concretos (cuentos infantiles, películas infantiles, cómics, videojuegos, películas de acción…),  hasta que su figura dejo de ser “útil” porque era demasiado predecible (algo de lo que ya se burló en su día Cervantes con su Quijote donde se burlaba precisamente de esos héroes estereotipados de la novela de caballería que siempre hacían lo mismo y siempre pensaban igual) y se decidió cambiar el “chip”, de manera que los héroes fuesen personajes más cercanos e identificables. De hecho, en la novela juvenil actual se pretende justamente eso, que los lectores puedan sentirse identificados con sus héroes (Edward, Bella o Jacob – tres personalidades, tres posibilidades; Kirtash y  Jack; etc.), algo que ya se hizo en las grandes novelas de principios de siglo como Drácula o El Señor de los Anillos ( ¿Qué antihéroe podría ser más evidente que el pobre Frodo, obligado por las circunstancias a cargar con una tarea tan ardua?) donde los protagonistas o héroes de la historia no son los típicos chicos duros, sin inteligencia y con ganas de fama, sino que son personas normales y corrientes (un vendedor de casas, un campesino, un mercader, etc.) obligados por las circunstancias a enfrentarse a situaciones de peligro en las que valdrán más su astucia y su voluntad que su fuerza.
Sin embargo, la evolución de los héroes no acaba ahí, sino que se ha dado un nuevo paso en los últimos siglos (a partir del siglo XX) que ha provocado la aparición de una nueva tipología de héroe que, sinceramente, podríamos encuadrar dentro de los antihéores: la heroína (para saber más, clickad en el enlace, os lleva a una lista de heroínas literarias del periódico 20 minutos) La mujer se ha abierto un hueco en el mundo de los héroes (antes dominado por los hombres…hay pocas heroínas en la literatura antigua y en la literatura medieval, como ya apunté en la reseña de las Heroidas de Ovidio, esta obra latina es una de las pocas que trata a la mujer con la importancia que merece) y ha demostrado que no es una figura desencadenante de la acción, sino que puede llevar a cabo cualquier tarea que el héroe habría llevado a cabo. Y esto ha sido gracias a la aparición del antihéroe, porque cambió la concepción que se tenía de lo que debía ser y hacer un héroe y permitió que otras virtudes fueran necesarias (inteligencia, valor, sacrificio, etc.). Así, ¿quién podría olvidar a la gran Lara Croft, heroína del videojuego Tomb Raider, capaz de las mayores acrobacias y poseedora de una gran inteligencia? ¿ o a la inseparable amiga de Harry Potter, Hermione Granger, cuya ayuda saca de líos al héroe en más de una ocasión? Podríamos seguir haciendo un repaso por las heroínas actuales, que se han abierto un hueco en la literatura y en los videojuegos para demostrar que detrás de todo hombre hay una gran mujer. Sin embargo, sería un error decir que las grandes heroínas nacieron en el siglo XX, ya que existen heroínas anteriores que son las madres de esta revolución actual ( Jo de Mujercitas, Emma de Emma, Jane Eyre de Jane Eyre, Anna Karenina, Scarlett O´Hara, etc.). 
 















Creo que con este pequeño repaso de los héroes a lo largo de la literatura ha podido quedar más o menos claro cómo el ser humano evoluciona y, al evolucionar, todo lo que hay a su alrededor cambia, como es el caso de la literatura y sus personajes. Sin embargo, la idea que me gustaría que os llevaréis con vosotros es la de que los héroes son el reflejo de cómo el ser humano se percibe y ve su mundo.
Espero de corazón que os haya gustado (aunque me he enrollado demasiado, creo) y que os sea útil para vuestra vida. Si alguien tiene algo que añadir, puede ponerlo en comentarios…me encantaría conocer vuestro punto de vista sobre el tema y si consideráis que me he equivocado en algo (que es posible).
Safe Creative #1107149675812Un saludo, lectores.


     © Tamara Díaz
     (Reservados todos los derechos)

4 comentarios:

  1. ¡Buena entrada! Siempre va bien repasar la literatura mítica en busca de héroes clásicos. Es un gran referente a la hora de crear nuevos personajes y entenderlos.
    ¡Un beso guapa!!!!

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  2. Me ha encantado, soy curiosa por naturaleza, así que leo todo lo que cae en mis manos, y con más atención si el tema me gusta. Me gusta la fantasía, la historia en general y con especial interés la mitología. Adoro los héroes, desde al valiente Hector (que por cierto es uno de mis personajes favoritos,en la peli lo pasé fatal, conociendo la muerte horrible que le deparaba) hasta los más ficticios e imposibles como los de Marvel, en todos ellos se puede apreciar esa dualidad de la que hablas.
    Magnífica entrada y como bien dice Pat, son fuente inagotable de inspiración.
    Un beso!!!

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  3. Mis chicas!Cuánto me alegro de veros por aquí.
    Pat, mil gracias por tu comentario. La verdad es que comprender la literatura anterior nos ayuda a escribir mejor, o al menos eso creo. Y este artículo lo que pretendía era demostrar cómo la concepción del héroe literario cambia según la época...auténtica magia literaria :D
    María: No me extraña que te guste Héctor...para mí es el mejor héroe de la mitología clásica y el fragmento que he puesto siempre consigue hacerme llorar...¡qué lástima!
    Me alegro mucho de que os haya gustado y de que estéis más o menos de acuerdo. Un beso a las dos!!

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  4. y alfinal eurestio era un heroe o un antiheroe

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Aquí puedes poner lo primero que se te pase por la cabeza...o...mejor, pon lo segundo!!!