martes, 12 de julio de 2011

Bueno, hoy me siento poética. Aquí os dejo dos poemas que escribí hace mucho (2006 y 2008) y que fueron publicado por el Centro de Estudios Poéticos en dos antologías tituladas "Laberinto de Sentimientos" y "Eclipse de Luna". La verdad es que el tema es un tanto oscuro y bastante deprimente, pero era una época dificil y este era el tono de todo lo que escribía.  De todas formas, espero que os guste.

Tributo una muerte.
Mírame a la cara ahora,
rostro embargado de tristeza,
sentimiento de terrorífica simpleza
que asola y destruye mi triste alma.
La muerte me asola por vez segunda,
las lágrimas destruyen mi cara,
mi corazón, ya agotado, se desangra,
mis ojos reniegan de la luz del día...
Una nueva perdida llega a mi vida,
fría como el hielo, atraviesa mi alma
dejando mi corazón sumido en la desesperanza
de saber que lo que viví no regresará.
Y yo estoy aquí, sentada ante una hoja blanca
en la que intento plasmar sin éxito esta congoja,
esta pena que embarga mi pecho y rompe mi calma.
Y tú, inféliz consejero, ¿dónde estarás ahora?
Quizás no estés lejos, quizás demasiado cerca
como para llegar a leer este desgraciado poema.
Y yo sigo aquí sentada, ante esta maldita hoja vacía,
yermo territorio por donde vaga, enloquecida, mi memoria.
Y yo sigo aquí, cansada de mirar sin ver una salida,
llorando sin lágrimas ante la realidad de estas líneas
sabiendo que pronto se llenaran de palabras vacías
y que, quienquiera lo lea, jamás entenderá de que habla
porque es una conversación entre dos almas.

Sin más despedida.
Una vez más mi mirada se perdía
mientras buscaba y no encontraba,
mientras el dolor y la tristeza
desgarraban sin piedad mi alma.
Vi cómo se iba por la ventana,
sin una despedida, sin una excusa...
sólo se fue una triste mañana,
caminando, solo, por una calle silenciosa.
No volvimos a verlo nunca,
las lágrimas no aceleraron su vuelta,
pero su presencía seguía viva,
escrita a fuego en nuestra vida.
Su alma estaba entre nosotros, ausente y silenciosa,
la sentía cuando me sentaba sobre su cama,
cuando miraba aquella fotografía de tiempos mejores,
cuando lloraba al recordar sus risas...
Se mezcó con el mar, el cielo y la tierra,
y, como único gesto, una sonrisa,
que, entre su bigote cano, decaía
mientras la muerte ganaba la partida.
Un sueño roto, un amor perdido.
una sonrisa, una esperanza.
un horizonte negro, una figura blanca.

3 comentarios:

  1. Preciosos.... y muy tristes. Me ha encantado la manera que tienes de resumir la muerte en unos sentimientos tan precisos. ¡No me extraña que te los publicaran!
    Besossssss

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  2. Precioso, me gustan los relatos tristes y melancólicos. Para mi son como una medicina para los días en los que mi ánimo no destaca por lo positivo.Escribir sobre sentimientos y si es acompañado de alguna lágrima, mucho mejor; libera al corazón y al alma de pesadas cargas!
    Un besazo!!!!

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  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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