miércoles, 8 de mayo de 2013

El escritor: ese unicornio de nuestra vida.


La figura del escritor ha estado siempre sumida en una visión romántica e idealizada. Lo normal es que la gente se imagine al escritor como...no sé...un ser mitológico cuya mera presencia en el mundo real es, en cierto modo, inimaginable. Tan inimaginable como sería ver un unicornio paseando tranquilamente por las calles de un pueblo castellano-manchego. De hecho, llega a tal punto que da la sensación de que la existencia en el plano real de un escritor se limita a tres ocasiones primordiales: presentaciones, convenciones y ferias. Después...no sé, imaginamos que el escritor se volatiliza en el aire para alejarse del mundo terrenal y materializarse en un maravilloso plano alternativo en el que sólo hay una mesa y una silla donde el escritor se sienta a esperar la siguiente ocasión para volver al mundo real.
Si le preguntas a alguien, a cualquiera, sobre cómo cree que será la vida de un escritor, no ha de extrañarnos una respuesta del tipo: "pues, no sé, se dedicará a escribir o cosas de esas". ¿Cosas de esas? "Sí, hombre, leer, hablar de libros...ya sabes: cosas de escritores." La conversación habrá tenido la misma vida que un pez fuera del agua y te habrá dejado con la misma cara que la del pez. Parece que los escritores, según la gente en general, no hacen cosas normales. Hacen cosas de escritores. Sinceramente, me encantaría conocer esas "cosas de escritores", porque seguro que son más divertidas que las que hago yo...quizás no soy lo suficientemente importante para hacerlas. A lo mejor no puedo entrar aún en el prestigioso club de los escritores y, por tanto, no tengo derecho a conocer esas cosas de escritores. Posiblemente cuando lleve dos o tres novelas publicadas (¿o acaso irá por número de lectores?) me llegará una carta en papel envejecido y escrita con pluma en la que se detallarán las cosas de escritores a las que debo de dedicarme de inmediato y se me otorgará un billete para abandonar el plano mundano...No sé, pero sería una bonita explicación y me haría ilusión...por lo menos sacaría algo más que la satisfacción de hacer lo que me gusta, porque lo que es fama o dinero ya lo he descartado.
Sea como sea, lo curioso es la facilidad de la gente para desligar la figura del escritor de las acciones cotidianas. De hecho, vamos a hacer un experimento (y no vale hacer trampa, señores) para comprobar este hecho. Quiero que penséis en Dickens o Neruda o Cela o un escritor importante, de esos que oyes su nombre y una melodía nostálgica cargada de fuerza inunda tu cabeza. ¿Ya? Bien, ¿qué habéis imaginado? Yo imagino señores con aspecto culto, mirada misteriosa y un libro en la mano. ¿Y vosotros? ¡Y no vale mentir!
¿Y si os pido que os imaginéis a Dickens cambiando pañales?....Pues no...no cabe en nuestra imaginación. Es tan cotidiano...el gran Dickens cambiando pañales...ni fregando me lo imaginaría yo, sinceramente. De hecho, voy a ir más lejos. ¿Cómo hablaría Dickens? Evidentemente...como escribe. Claro. ¿Y Neruda? ¿Cómo hablaría con su familia? ¿Cómo lo hacía en sus poemas? ¿Créeis que sería posible una conversación entre Neruda y su esposa de la manera que sigue?
Querida esposa, puedo comer unos espaguetis deliciosos esta noche,
Puedo decirte, por ejemplo, que tu salsa está llena de sabores,
y en mi paladar resalta aún el picante sabor de la pimienta molida.
No, señores, no.  Inadmitible. Sin embargo, si seguís teniendo dudas sobre cuál es la idea de alguien al pensar en un escritor...buscad en Google. Poned "escritor" en Google y pinchad sobre las imágenes.

Todavía no he sido capaz de encontrar la foto de un escritor que parezca normal. Todos tienen esa expresión de: "estoy en un mundo al que tú jamás podrás llegar". Y eso es precisamente lo que el resto de personas recibe, esa actitud distante, y la interpreta, haciéndoles imposible imaginar a los escritores como personas normales. Sin embargo, es necesario dejar de ver gigantes donde solo hay molinos. Los escritores son personas que viven en el mundo real (bueno, unos más que otros), que tienen una vida ajena a la escritura. Un escritor puede escribir unas espeluznantes historias de terror y tener un miedo atroz a la oscuridad, igual que una persona puede trabajar en un restaurante italiano y odiar la pasta. Es totalmente posible, señores, porque los escritores somos en primer lugar personas y en segundo lugar escritores. Claro que tenemos nuestras rarezas...nadie dice que no...podemos tirarnos horas con la mirada perdida entre las líneas de un libro, o garabatear cosas sin sentido en una servilleta de papel...podemos chillar al ordenador por haberse apagado sin habernos dado tiempo de guardar lo que llevábamos escrito. Pero somos normales. Nos gusta ir al cine, salir de fiesta, reírnos, comernos una hamburguesa en el MacDonald o ver un reality tumbados en el sofá. ¡Somos normales!
Ahora bien, ¿por qué existe esta idea idealizada del escritor? Ese es un tema largo y arduo, abstracto y concreto como los sustantivos, y, por ello mismo, lo dejaremos para el próximos post. Amigos viajeros, espero que hayáis disfrutado y que no dudéis en dejar vuestros comentarios por estos lares.
Un saludo y buen día

5 comentarios:

  1. Escritor y persona normal son dos conceptos que no casan bien cuando se habla de alguien como yo. Quizás hay más como yo, y de ahí nace la leyenda urbana, jajaja!!!
    Me he reído mucho con tu post, algo que no acostumbro a hacer cuando estoy en tu blog. Así que gracias por ofrecerme algo nuevo, espíritu afín.
    Besos!!

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    1. jajajajaja es posible que tú seas la culpable, dragona. Me alegro de haberte hecho reír y de que te haya gustado. Hacía tiempo que no te veía por aquí :(

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    2. Vengo siempre que actualizas, pero no comento; leo desde el móvil, durante la pausa para comer, y no puedo comentar desde el móvil.Pero dejo un Me Gusta en el enlace, en el muro de Fb, para que sepas que he estado aquí. Siempre he estado cerca, aunque en los últimos tiempos callada, mi niña <3

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  2. ¿A ti también te la ha jugado la corriente del ordenador? Jajajajaja. ¿Personas normales? mmmmmm. Si la gente supiera... Aunque no sé lo que pensarían en mi casa sobre considerarme normal, porque dicen que siempre estoy en la luna.

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    1. jajajaja hombre, raros somos un rato, pero también somos bastante normales, ¿no? :D Lo de la corriente del ordenador...eso nos ha pasado a todos :P

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