sábado, 10 de marzo de 2012

El horror del lenguaje sexista, o cómo vemos lo que queremos ver.

Uno de los principales problemas de la sociedad en la que vivimos es la violencia de género. En la actualidad contamos con una legislación ante la cual hombres y
mujeres somos iguales y poseemos los mismos derechos y deberes. Por desgracia,
la realidad es, aún hoy en día, muy distinta y la mujer sigue estando en clara desventaja
frente al hombre. Una de las manifestaciones más notables de esta desigualdad
es la ocultación de la mujer en el lenguaje. Y es, precisamente, el lenguaje el elemento
que más influye en la formación del pensamiento de una sociedad. Por tanto, mientras
nuestra habla cotidiana siga haciendo invisibles a las mujeres, no conseguiremos
conformar una sociedad igualitaria.  Manual de lenguaje administrativo no sexista. Autores: Marta Concepción Ayala Castro; Susana Guerrero Salazar; Antonia M. Medina Guerra.
La absurdez del género humano está llegando a cotas inimaginables, amigos míos. Vivimos en un país constreñido por una mala gestión política y económica que basa su gobierno en estrujarnos cada día un poco más, en pedirnos sacrificios impensables en una democracia real...nos quitan calidad educativa, nos quitan calidad médica y nos quitan nuestra libertad de acción. Sin embargo, en un país como el nuestro, marcado hoy en día por una crisis que nos ha atacado en igual medida desde fuera que desde dentro, aún nos encontramos con esas balsas de humo que sirven para desviar nuestra atención de lo realmente importante a través de debates sobre asuntos de tercera categoría.
Uno de estos debates fantasma que ha vuelto a revivir después de un tiempo en silencio; casualidades de la vida que justamente este debate reviva cuando van a realizarse importantes recortes en los servicios sociales de nuestro país, cuando se ha aprobado una reforma laboral que, tal y como los estudiosos han dicho, lo único que consigue es perjudicar la incorporación de la mujer al mundo laboral y la conciliación laboral (usada más por las mujeres que por los hombres). Sumamente curioso, pues, que justo en este contexto de recortes sociales que perjudican a todos los ciudadanos de España, pero que especialmente clavan su aguijón en las ciudadanas españolas que quedarán en cierto sentido desprotegidas y a merced de una serie de problemas sociales que no deberían existir; justo en este momento aparece revivido el debate sobre el lenguaje sexista.
En el inicio de este post habéis podido leer el inicio del Manual de lengua administrativo no sexista usado por la Universidad Complutense y, supongo, por otras entidades del estilo. Me parece una vergüenza, un descrédito y una burla, que las autoras de este libro se hayan atrevido a poner por escrito tal conjunto de aberraciones lingüísticas y mentiras políticas. Señoras, ¿de verdad, en serio, creen ustedes que la mayor muestra de sexismo en nuestro país se encuentra en el lenguaje? ¿Ustedes suelen ver la televisión? ¿ Acaso han comparado su sueldo con un compañero varón que realice las mismas funciones? ¿Leen ustedes el periódico? No sé por qué, pero después de leer esa introducción totalmente política (y con "política" me refiero al aspecto negativo: falsa, manipuladora, retorcida) me da que las respuestas a las tres últimas preguntas sería un rotundo NO por parte de estas señoras que, al parecer, deben vivir en un mundo de piruleta.
Sin embargo, me sorprende. La verdad es que me deja atónita, para que mentiros, ver que estas señoras forman parte de la facultad de Filología de una universidad española; es decir, estas señoras que atacan con su pluma (o con sus teclas, que feas quedan las metáforas literarias en el siglo de la tecnología) al lenguaje español han tenido que estudiar la evolución del castellano y los motivos por los que el lenguaje es cómo es y no de otra manera...o quizás tuvieron una profesora defensora a ultranza del sexismo del lenguaje y se olvidó de comentarles los motivos por los que es así. Bueno, sea como sea, me ha sorprendido, porque me consta que los autores de este tipo de manuales no suelen tener grandes nociones de lingüística, algunos ni siquiera estudiaron lingüística o filología y no han acudido, como bien se quejaba Ignacio Bosque en un artículo de El País, a la opinión de expertos a la hora de realizar recomendaciones sobre el uso de la lengua, lo que ha dado lugar a la difusión de usos ajenos al lenguaje y, por lo tanto, incorrectos desde el punto de vista gramatical.
Pues bien, en este post me gustaría explicar de manera somera y breve a estos terroristas del lenguaje porqué la lengua no es sexista y porqué no se puede andar destruyendo lo que les molesta por el simple hecho de que ellos creen algo que los demás no vemos.
Inicialmente, ¿el lenguaje es sexista? No, señores, el lenguaje no es sexista, el hablante es sexista, el oyente es sexista, pero el lenguaje no lo es. Pero, ¿existen una serie de términos de connotaciones negativas cuyo género es el femenino? Sí, por supuesto, las connotaciones negativas de un vocablo como "zorra" son evidentes, aunque las connotaciones negativas presentes en  "cerdo" también son evidentes y nos encontramos ante un masculino; asimismo, hay que pensar que la historia pesa y deja sus marcas, pero nosotros somos lo suficientemente racionales como para cambiar esas connotaciones históricas del lenguaje, tal y como se ha ido haciendo con el vocabulario de connotaciones racistas (negro, siniestro, etc.). Así pues, debemos entender que el lenguaje no es sexista en sí mismo, sino que somos los hablantes y oyentes, los usuarios, de la lengua los que le otorgamos rasgos o connotaciones sexistas.
Ahora bien, los defensores a ultranza del sexismo lingüístico se amparan en que la lengua usa el masculino como genérico, lo que causa una discriminación lingüística al dejar fuera a la sección femenina que compone la realidad. Tonterías. Vamos a ver, señores, la lengua usa el género masculino como genérico desde que el mundo es mundo; si estudiamos las lenguas clásicas, el masculino aparecerá siempre como genérico. ¿Por qué? Una respuesta tan simple que me parece increíble que aún anden con estas tonterías. El femenino es un género marcado a través de una desinencia propia; es decir, para formar el femenino de una palabra debemos añadir una vocal (en castellano suele ser -a) para cambiar el género.
Lobo = Loba                                Presidente = Presidenta*                          
Sin embargo, el género masculino no tiene una marca concreta....Espera, ahora muchos dirán que para formar el masculino también debemos añadir una vocal (en castellano -o/ -e). Los que no hayáis estudiado lingüística o lenguas clásicas...quedáis perdonados y os explicaré el motivo que se esconde tras mi afirmación anterior. En las lenguas clásicas la distinción entre el femenino y el masculino no era tan clara y en el Indoeuropeo (que es la madre de las lenguas) la distinción de géneros original se hacía entre un género animado (es decir, vivo) y un género objeto (es decir, no vivo); es decir, que en los primeros estadios del Indoeuropeo no existía una oposición masculino-femenino. Las lenguas clásicas, sin embargo, sí que comenzaron a diferenciar una oposición entre masculino-femenino-neutro y aquí llega lo que nos resulta imprescindible para comprender el uso del masculino como genérico: las lenguas clásicas adoptaron las desinencias que el Indoeuropeo presentaba para el género animado (masculino y femenino) y la usaron como desinencias del masculino, mientras que para el femenino establecieron unas nuevas desinencias (de nueva creación, ojo) que servían para distinguir el femenino del masculino y el neutro, cuyas desinencias eran más antiguas. Así pues, nos encontramos con que las desinencias usadas para el masculino de las lenguas clásicas eran aquellas que el Indoeuropeo usaba para designar un género animado que incluía el masculino y el femenino. ¿En qué nos afecta a nosotros y, a las lenguas romances en general, esta historia? Nuestras lenguas proceden del latín, que es una de esas lenguas clásicas que tomó las desinencias del género animado Indoeuropeo y creo unas nuevas para el género femenino; desinencias que se nos han transmitido directamente aunque hayan evolucionado. Así, en latín el género masculino se marcaría con una desinencia en -us que ha llegado a nosotros evolucionada: la "s" final se pierde debido a su especialización como marca de plural, la -u final se abre hasta convertirse en -o...voilà! ya tenemos la marca de masculino que usamos nosotros; por otro lado, el femenino en latín se caracteriza por una desinencia en -a que se ha transmitido tal cual y se ha conservado en nuestra lengua de manera estable; sin embargo, en latín existen tres declinaciones que no diferencian entre género masculino y femenino: la tercera, la cuarta y la quinta, incluyen una sola desinencia para masculino y femenino, de manera que sigue presente la no diferenciación de géneros que veíamos en el Indoeuropeo. Y, he aquí lo curioso, las desinencias usadas en estas declinaciones para el masculino y femenino son: -us y -es (la tercera es muy variable, así que no la contaremos para evitar confusión)....y, ¿cuál es la evolución de esas desinencias al castellano? -us = o; -es = -e. Curioso. Su evolución coincide con las marcas de masculino que conservamos...
Una vez explicada esta evolución de las desinencias, creo que entenderéis el hecho de que la marca del masculino no se considera como tal, ya que es una "no marca" cuya procedencia es muy antigua y servía tanto para masculino como para femenino; sin embargo, la marca de femenino es posterior y, por lo tanto, es una marca ajena a la palabra que se añade para poder establecer una distinción entre los géneros. Así pues, hubiese sido totalmente absurdo que la lengua se decantase por usar como marca genérica una marca que excluye a los demás géneros (la marca de femenino hace eso) cuando posee una marca que no es excluyente de ningún modo (la marca de masculino; de hecho, las palabras terminadas en -e suelen tener matices masculinos y femeninos, conservando las características de la declinación latina de la que proceden).
Buitre = masculino y femenino. // Presidente = masculino y femenino// Estudiante = masculino y femenino.

Ahora bien, la gente se empeña en ver en este uso un machismo evidente que hace que la mujer sea perjudicada y anulada a través de un arma tan poderosa como el lenguaje; llegan a tal punto que si decimos: "Alumnos" para referirnos a una clase con chicos y chicas, pueden clamar que somos machistas y que estamos anulando a las alumnas de esa clase...Sin embargo, preguntad a las alumnas en cuestión qué opinan. Porque yo, y otras muchas alumnas como yo, nunca nos hemos sentido excluidas cuando se usaba el genérico...y eso que la exclusión nos habría ahorrado exámenes, entregas de trabajos... No, nosotras comprendíamos que en la lengua española se usa el masculino como genérico porque nos lo habían explicado en clases de lengua y, por lo tanto, no veíamos el mal en ese uso. Sin embargo, ahora nos dicen que no nos dábamos cuenta porque nos habían anulado (¿?) y nos habían esclavizado a través de un lenguaje sexista al que nosotras, pobres criaturas indefensas, nos hemos acostumbrado.... ¡Cuántas gilipolleces juntas! No es que me hayan anulado, señoras mías, de hecho soy una defensora a ultranza de la igualdad de género (pero de la igualdad real, no de esa de: pobres mujeres, como hay tanta desigualdad, vamos a facilitarlas el acceso a ciertos trabajos....venga, hombre, eso es machismo también y conduce a una nueva desigualdad social, ¿lo sabéis?), pero soy consciente de que la lengua usa una serie de mecanismos por un motivo concreto y uno no puede cargarse eso simplemente porque vea gigantes donde hay molinos, la verdad. Además, el uso del lenguaje que estas guías proponen, además de ser lingüísticamente incorrecto, no se ajusta a otra de las características más importantes de nuestra lengua: la economía lingüística; es decir, un uso de la lengua como el que proponen las guías del tipo: "Los y las estudiantes del centro escolar deberán acudir a la reunión acompañados y acompañadas por sus padres y madres."  Si escuchamos o leemos algo así os aseguro que nuestra atención habrá desaparecido al llegar a "reunión", porque nos resulta un uso de la lengua artificial, poco acorde a nuestras necesidades...Sin embargo, ahora parece ser que todos los escritos oficiales deberán ser así para evitar caer en las manos de lo lingüísticamente incorrecto y recibir demandas de una facción minoritaria de la sociedad (démonos cuenta que, al parecer, en España los que mandan son las facciones minoritarias de la sociedad...); recordemos la intervención de la ministra Bibiana Aído y su "miembros y miembras":




Como colofón a este post, sólo puedo reafirmarme en mi creencia de que el lenguaje no es sexista, no hace distinción negativa de géneros, sino que somos los propios usuarios los que distorsionamos el uso del lenguaje y le otorgamos una serie de usos negativos que no existían antes y que, posiblemente, en unos años habrán sido olvidados. Sin embargo, hay que tener cuidado con esta nueva moda del uso de un lenguaje políticamente correcto o, como quieren llamarle sus defensores, "no sexista" porque es una trampa fatal para nuestro lenguaje de la que puede salir  mutilado; en la lengua no vale todo y debemos tener en cuenta que existen una serie de normas que intentan mantener una coherencia en el uso de la lengua, y si las dejamos de lado lo único que conseguiremos será que nuestra lengua, esa que ha sido alabada a lo largo de los siglos, la que sirvió para poner por escrito las aventuras del hidalgo de la Mancha o las dudas filosóficas de quien no sabía diferenciar la realidad del sueño, ese lenguaje colorido y expresivo con un carácter tan marcado como el de nuestra propia cultura que ha acuñado expresiones y se ha adaptado a los cambios sin mayor problema, esa lengua nuestra desaparecerá convertida en una macabra caricatura de lo que fue.

8 comentarios:

  1. La paletez extrema vestida de manifiesto sociopolítico supuestamente feminista, permítaseme el neologismo.
    A partir de ahora habrá "calles" y "callos", "idiotos" e "idiotas", "sobres" y "sobras", "astronautos" y "astronautas", "toras" y "vacos","olas" y "olos de mar".
    Es tan cerril confundir el género gramatical con el género sexual como decir que no vamos a utilizar más el subjuntivo, porque -valga la redundancia- subyuga a otro verbo y nadie es más que nadie, y todos los verbos están en su derecho de renunciar al subjuntivo, siendo ésta (con tilde) una expresión integérrima de la libertad... Suponiendo que conocieran los superlativos, vaya piara...

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  2. Enone, me acabo de quedar con la boca abierta, o abierto, ya no sé.
    Esto me parece una gilipollez como una catedral de la talla grande. Me da, ya no vergüenza, ya no furia, sino asco, un asco tan profundo que vomitaría sobre estos miembros y miembras, vomitaría puñeteros arcos iris y arcas iris ante tal sarta de pamplinas juntas. ¿Qué nos está pasando, en un país en el que se cierras hospitales y escuelas y se preocupan por una discriminación imaginaria?
    Si quieren igualdad de género, que no la paguen con el lenguaje, que no tiene la culpa.

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  3. A mi España también me da asco a veces por tonterías así. No sabes como te entiendo, Enone. Siempre me pareció una estupidez eso de la descriminación linguistica. Con la que está cayendo y ellos a marear la perdiz. En fin, hartita de este país de la pandereta. Muy buena entrada, tan reivindicativa como siempre xd. Un besazo preciosaa!

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  4. Y qué esperáis, siento deciros que de idiotas e ineptos está lleno el mundo, qué se dedican a decir estupideces, en vez de centrarse en otros problemas más importantes, es sacar punta a un lápiz que la perdió hace tiempo. Al final vamos a volver a vivir en chozas y hablando por gruñidos, porque de la forma que va el país a eso aspiramos. La igualdad de género se consigue de mil y una formas, por ejemplo atendiendo el teléfono de verdad y ofreciendo ayuda real y no anuncios a gente maltratada. Pero a lo mejor lo único que quieren es crea polémica y así nos enzarcemos en un debate absurdo y no nos demos cuenta de lo que realmente está pasando. Gracias por el artículo Enone, no tenía ni idea, cada día alucino más. Besos a todos

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  5. A mí siempre me ha parecido que tanto el machismo como el hembrismo son malísimos, perjudiciales y que impiden evolucionar a la sociedad.
    Para colmo, la Aído esa es una maldita manipuladora, que se cree mejor que los hombres y es una victimista. Deberíamos dejar de comportarnos como chicas débiles a la que nos ofende todo, tomarnos las cosas con humor y ser realmente igualitarias, que para las cosas positivas sí que nos callamos.
    Genial el post, muy completo.
    Mª José

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  6. El escritor Fernando Aramburu escribe en su blog, tras una presentación de su libro:

    "Me flanquearon hembras a la mesa. Estuba, pues, como en casa. Es que congenio con el rebaño cuando es bello y huele bien."

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  7. Hola a todos,
    Mi corazón está lleno de alegría y contemtment por lo que este gran hechicero ha hecho por mí. Mi nombre es cristiano y mi marido me dejó por una puta barata y lloré todo el día y noche hasta que me encontré con este gran hechizo caster Dr. Rama (ramasolutiontemple@gmail.com), a quien en su misericordia me ayude a conseguir mi marido y mi roto familiares en casa. (mi casa que se rompió en los últimos dos años va a tener la mejor vida nunca más),
    contacto: ramasolutiontemple@gmail.com
    Gracias al Dr. Rama por todo lo que ha hecho por mí.
    este es mi testimonio y me aconsejo que tome cualquier problema que tenga con él pues no sólo me ayuda también a mis amigos.
    llevará los problemas a él y verlo resolver en menos de una semana.
    contacto: ramasolutiontemple@gmail.com

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