miércoles, 16 de noviembre de 2011

Lo que mis musas piden

Hace tanto frío que noto los dedos entumecidos mientras golpean las teclas del portátil que descansa sobre mis piernas extendidas, proporcionándome un delicioso calor que agradezco con una silenciosa sonrisa. La casa está tranquila, como todas las mañanas cuando los niños se han ido al colegio y los padres están trabajando...y tengo la casa para mí. 
A través de los grandes ventanales de mi habitación puedo ver el bosque vestido de los colores otoñales y bañado con pequeñas gotas que la niebla nocturna ha depositado con suavidad en sus hojas, lo que hace que el tímido sol que traspasa el velo grisáceo que cubre el cielo refleje sus rayos en ellas y el bosque se convierte en un maravilloso espectáculo de colores y reflejos.
Todas las mañanas hago lo mismo. Me tumbo en mi cama, enciendo el ordenador y, mientras mis dedos descansan en el teclado, observo el bosque a la espera de esa inspiración que me permita completar algo...una página, un capítulo...Y siempre pasa lo mismo: nada. No sé por qué el bosque me inspira, pero mis dedos no parecen estar dispuestos a teclear y mi cerebro se ve incapaz de hilar frases que me parezcan adecuadas... Me frustro y termino divagando...pensando...echándote de menos. Entonces hoy he comprendido al fin que la inspiración siempre ha estado a mi lado. Me susurraba, pero yo no quería escucharla porque yo quería escribir sobre algo y ella me hablaba de otra cosa muy distinta... Y aquí estoy. Prestando atención a las palabras que se deslizan en mi mente y poniéndolas en este espacio que otros tantos pensamientos y divagaciones ha recibido.
Mis musas me suplican que hable de ti.  Me imploran que ponga por escrito lo mucho que te echo de menos...así que ahí va.

El frío siempre me recuerda a ti. No porque seas frío o distante...no. Me recuerda a ti porque cuando llega el frío suelo arrimarme a ti para que me des calor...recuerdo que te quejas y dices que te molesto, y yo respondo con una sonrisa y mis pies helados enroscándose en tus piernas lo que te hace lanzar un gemido molesto por el repentino frío. Así que aquí, en esta cama, siempre echo de menos poder enroscar mis pies helados en tus piernas...y que me digas eso de: ¡quítate los calcetines! Y yo te responda: ¡hace frío! y ambos empecemos a reírnos ante lo absurdo de nuestra conversación.
Echo de menos las tardes eternas arrebujados bajo una manta mientras vemos una película o una serie. Y la llegada del viernes...nuestro continuo: tenemos que salir pero...hace frío, y vuelta a empezar. Manta, película, palomitas. Risas, conversaciones, enfados, bromas...cosquillas... Y yo arrimándome a tu pecho en busca de calor y terminar abrazados sin que la película o la serie importen.
Salir a la calle y quejarme del frío que tengo, y que tú me cedas espacio en el bolsillo de tu abrigo para que meta la mano y así podamos pasear cogidos de la mano. O tú diciéndome que cómo no voy a tener frío si salgo con el pelo mojado, y yo diciéndote que odio el secador y que me gusta así... y tú poniendo esa cara de "no te entiendo" y yo riéndome en mi interior mientras me pongo mi gorro favorito. 
Tú diciéndome que te gusta cómo me quedan los gorros...yo diciendo que me encanta el invierno sólo porque puedo ponerme mis gorros y ver esa mirada tuya y esa sonrisa mientras me dices: ¡Qué guapa! Yo saliendo a la calle con mi gorro, mis guantes, mis botas...y decir: ¡Odio el invierno! Y tú reírte porque no entiendes cómo puedo cambiar tanto de opinión, mientras me abrazas y me haces tropezar y casi caer al suelo. 
Ir en el coche al Xanadú y mirar el cielo grisáceo, y decirte: ¡qué bonito! Y tú mirarme como si fuera una demente... Relajarme en el asiento mientras suena alguno de esos grupos que tanto te gustan, la lluvia golpea los cristales y yo hablo como una cotorra de cualquier tontería que pueda ver o recordar, mientras tú, con paciencia infinita, escuchas, sonríes e intervienes en el momento justo mientras sujetas mi mano o pones la tuya sobre mi pierna, para que sepa que estás ahí... Y yo sonrío como una tonta y sujeto tu mano con fuerza, para que sepas que he recibido ese mensaje silencioso y que aprecio el gesto.
En fin...mis musas me han hecho ver que tú y el invierno vais unidos, inseparables y necesarios...Y por eso mis musas no quieren más que escribir sobre ti...porque te echan de menos como yo y notan que el invierno está incompleto sin ti.

2 comentarios:

  1. Que entrada más bonita, Enone. Reflejan muchos sentimientos tus palabras. Estoy segura de que cuando tu chico la lea, se le caerá la baba. Aunque no tanto como cuando te vuelva a tener entre sus brazos. Un besazo guapaaa

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  2. Enone una entrada preciosa, me has emocionado porque te endiendo. Yo estuve un año separada de mi novio,él al sur de España y yo al norte.
    Yo tambien echaba de menos a mi estufita, cuando hacia aquel frío el año pasado, cuando entraba en la cama y estaba superhelada...
    Seguro que el tiempo pasa rapido y tu "estufita" volvera a darte su calor. xd

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