sábado, 25 de junio de 2011

El camino a recorrer.

No sé si alguno conoceréis al gran Kavafis, poeta griego autor del poema "Itaca". Este poema, además de ser una maravillosa obra poética mitológica es, además, un poema que muchos de vosotros podréis usar para identificaros. Yo, por mi parte, siempre me he sentido identificada porque considero que estoy recorriendo mi propia Odisea, plagada de obstáculos, de momentos hermosos y de pruebas a superar, que me conducen a un único lugar: mi Ítaca. Sin embargo, mis obstáculos no son los temibles lestrigones ni los dioses envidiosos, sino que mis obstáculos son mis propios miedos, esos miedos que me hacen retroceder por miedo a seguir andando o que me hacen decir: "ahora estoy bien, no hay que forzar las cosas" cuando lo que realmente quiero es forzar las cosas, obligarlas a seguir el rumbo que yo quiero seguir...quiero llevar el timón de mi bargo y yo misma me pongo la zancadilla.
kavafis, sabiamente, nos advierte de algo que muchos olvidamos en este largo camino a nuestra Ítaca (pues todos y cada uno de nosotros tenemos una Ítaca particular y secreta a donde ansiamos llegar) y este mensaje es el que yo me repito como un auténtico mantra cuando comienzo a ser acosada por mis enemigos invisibles: el camino es lo más importante. Si lo pensáis bien, a lo largo de nuestras vidas siempre nos obsesionamos con un fin: acabar la carrera, publicar un libro, conseguir un trabajo, etc; y a tal grado llega nuestra obsesión que llega un momento en que dejamos de ver lo que pasa a nuestro alrededor... solo podemos ver una imagen fija en el horizonte: nuestra Ítaca. Pero si nos apresuramos por llegar al fin, cuando lleguemos diremos: ¿Y ahora qué? Exacto...has corrido como un loco y has llegado al destino, pero te has olvidado de disfrutar de cada una de las experiencias que te otorgaba ese camino de un único sentido y, entonces, sólo podrás mirar atrás y recordar con tristeza lo que pudiste haber hecho y dejaste de hacer en pos de conseguir tu objetivo.
Por eso, queridos lectores, porque no quiero que ninguno de vosotros termine el camino sin disfrutarlo al 100%, he decidido colgar aquí ese maravilloso poema y esta reflexión tardía (quizás confusa, quién sabe) para que tengáis un mantra que repetir en esos momentos en los que perdemos de vista el camino.
Buenas noches y disfrutad de la lectura.
ÍTACA.
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,                      
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
C. P. Cavafis. Antología poética.
Alianza Editorial, Madrid 1999.

Edición y traducción, Pedro Bádenas de la Peña

2 comentarios:

  1. Enone que pedazo de entrada!! Y te lo digo enserio. Me ha encantado porque es un grito de guerra, precioso. Tienes toda la razon además, en decir que muchas veces nos obsesionamos tanto con la meta que cuando llegamos, apenas tenemos aliento para saborear el triunfo. Bueno y el poema es un ejemplo de que aún hoy en día, esos clásicos siempre tendrán algo que aportarnos y sobre todo recordarnos. Felicidades por la entrada.

    ResponderEliminar
  2. Un poema precioso, me lo copio en ese cuaderno en el que colecciono mis tesoros de palabras.
    Cada día me enfrento a mis miedos y a mi inseguridad, y acabo forzando las cosas en busca de esa meta que persigo, es cierto que no debería volcar mi vida y pensamientos en esa meta, que debería de disfrutar del camino que recorro intentando llegar, pero tu sabes mejor que nadie lo difícil que a veces resulta. Lo sabes porque compartimos deseos, inquietudes...pensamientos, hasta las mismas tristezas en ocasiones.
    Pero voy a hacer todo lo posible por seguir la filosofía de tu entrada y disfrutar 100% del camino que intento recorrer.
    Un beso!

    ResponderEliminar

Aquí puedes poner lo primero que se te pase por la cabeza...o...mejor, pon lo segundo!!!