Más que volar lo que hace el metro de Madrid es estafar a los usuarios que optan por este tipo de transporte, según he podido verificar en mis propias carnes. Dejemos a un lado que, para ser el mejor del mundo, para mi sus instalaciones son en ocasiones precarias, el servicio al cliente nulo y su funcionamiento bastante deplorable...Dejemos a un lado que un viaje de 40 minutos en Metro pueda convertirse fácilmente en un viaje de 1 hora y 30 minutos y que, por supuesto, Metro de Madrid no sea capaz de reembolsar un maldito euro como compensación por las molestias que haya causado... No, no es eso por lo que Metro de Madrid estafa... Lo que clama al cielo es que llevando un billete válido (algunos incluso un abono transportes valido) el señor revisor sea capaz de ponerte una multa de 20€ y, por si acaso fuera poco, chillarte hasta que los tímpanos te sangren... también clama al cielo que, una vez puesta la multa, no haya manera de reclamarla salvo por una miserable hoja de reclamación que es respondida con un " investigaremos su caso" (como si me lo fuese a creer...) y que el señor revisor (si, ese que tan amablemente y con tanto tacto nos ha increpado) no sea capaz ni de darnos su nombre. Pero lo mejor de esta situación es que, después de recibir una bonita multa como recuerdo de tu "maravilloso" viaje, una niña intente robarte en pleno andén y no haya ni un solo vigilante al que acudir...porque todos están fumando (eso si, en los huecos de las obras como puede verse en Laguna) o tomándose un cafecito o meando o cagando o lo que quiera que hagan en ese momento salvo su trabajo. También es absolutamente lógico que, tras pagar cada mes 53,70 €, no tengas ni derecho a usar un puñetero baño público ni usar las escaleras mecánicas (si, esas que casi siempre tienden a estar estropeadas cuando las necesitas) ni poder llegar a tiempo a los sitios (aunque salgas con 1 hora de adelanto, siempre pasará algo).
Otra cosa sumamente curiosa del metro (y ya con esta os dejo de dar la brasa) es la eficacia de los trabajadores para ignorar un problema aunque éste se dé en su propia cara. Un ejemplo: Hace un año, en Diciembre, el metro de la línea 10 llega a Príncipe Pío. Hay dos trabajadores de Metro en el andén. Por lo visto han fregado el suelo (aunque no hay señalización). Una que sale pitando para pillar el tren de la línea 6 y resbala con el agua acumulada por la señora de la limpieza, los dos trabajadores miran divertidos la escena, yo me caigo dentro del vagón dejándome el pie enganchado entre vagón y andén... ¿Creeís acaso que esos dos señores, a los que se les paga por algo supongo yo, acudieron corriendo a ayudarme para evitar que las puertas (que ya empezaban a pitar) me pillarán el pie? Pues no, por supuesto que no... fue un hombre muy amable quien dejo su sitio libre para correr a rescatarme mientras los dos trabajodores de metro se reían de mi a sus anchas... Ahí tenéis la prueba...procurad no caeros nunca a las vias porque dudo mucho que algún amable trabajador de metro acuda a ayudaros!
Gracias a todos y buen viaje...pero no en Metro!!!!
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