Tu eres el Eneas de mi Eneida
y yo Dido, tu abandonada compañera,
la que compartió contigo techo y cama
entregando lo más profundo del alma.
Yo soy la que arde en una Troya eterna,
tu Creusa por un sino mejor abandonada,
consumida por la tristeza del alma
que, al ver llegar la muerte, consume su vida.
Yo soy la que llora en la playa solitaria,
rechazada por el asesino de la taura bestia
aquella a la que yo entregue a la Parca
aún siendo sangre de mi sangre, familia mía.
Yo soy la cruel asesina de la Cólquide belicosa
la que por amor al nauta fue traidora a su patria
matando a su hermano en su fatal huida
y rechazada luego en pos de la rica novia.
Yo soy la dulzura en la traidora Helena
causante del fuego de tu privada ciudadela
acosada por los griegos armados por la sutil lanza
engañada por el caballo de pesada panza.
Yo soy la amada muerta por la espada,
yo soy del bebido dios la nueva esposa,
yo soy la devota esposa recuperada,
pero tú, cuando te vayas, tú no serás nada.
© Tamara Díaz
(Reservados todos los derechos)
© Tamara Díaz
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