Tú me mirabas y yo te miraba, y nos mirábamos consiguiendo vencer la distancia que nos separaba. Distancia que conseguía mantener alejadas dos almas y unir, al mismo tiempo, dos cuerpos que no lograban escapar a la atracción intensa de dos miradas. Dos miradas que rompían el tiempo y el espacio haciéndonos desear estar cada vez más juntos durante más tiempo... Sí, tú me mirabas y yo, sin duda, te miraba.
sábado, 9 de abril de 2011
Miradas
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Publicado por
Tamara Díaz Calvete
en
13:48


viernes, 1 de abril de 2011
Heridas del corazón
Hoy he querido escribir una carta, pero mi mano temblaba sobre el teclado y mi cabeza se negaba a moldear palabras con las que encantar los ojos del destinatario.
Hoy he querido escribir que no me haces falta, que no tienes cabida en mi vida y que mi corazón ha olvidado tu presencia...pero mi mano se negaba a poner por escrito vanas palabras.
Hoy he querido escribir que te perdonaba, que olvidaría tu traición y tus puñaladas...pero mi corazón se ha rebelado ante tamaña falacia.
Hoy he decidido que, por el bien de ambas, no te escribiré nada, lo único que tendrás de mi mano será una sentencia de amistad sellada con la sangre derramada por tus mentiras.
Hoy he querido escribir que no me haces falta, que no tienes cabida en mi vida y que mi corazón ha olvidado tu presencia...pero mi mano se negaba a poner por escrito vanas palabras.
Hoy he querido escribir que te perdonaba, que olvidaría tu traición y tus puñaladas...pero mi corazón se ha rebelado ante tamaña falacia.
Hoy he decidido que, por el bien de ambas, no te escribiré nada, lo único que tendrás de mi mano será una sentencia de amistad sellada con la sangre derramada por tus mentiras.
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Publicado por
Tamara Díaz Calvete
en
16:09


Abandono amoroso

Tu eres el Eneas de mi Eneida
y yo Dido, tu abandonada compañera,
la que compartió contigo techo y cama
entregando lo más profundo del alma.
Yo soy la que arde en una Troya eterna,
tu Creusa por un sino mejor abandonada,
consumida por la tristeza del alma
que, al ver llegar la muerte, consume su vida.
Yo soy la que llora en la playa solitaria,
rechazada por el asesino de la taura bestia
aquella a la que yo entregue a la Parca
aún siendo sangre de mi sangre, familia mía.
Yo soy la cruel asesina de la Cólquide belicosa
la que por amor al nauta fue traidora a su patria
matando a su hermano en su fatal huida
y rechazada luego en pos de la rica novia.
Yo soy la dulzura en la traidora Helena
causante del fuego de tu privada ciudadela
acosada por los griegos armados por la sutil lanza
engañada por el caballo de pesada panza.
Yo soy la amada muerta por la espada,
yo soy del bebido dios la nueva esposa,
yo soy la devota esposa recuperada,
pero tú, cuando te vayas, tú no serás nada.
© Tamara Díaz
(Reservados todos los derechos)
© Tamara Díaz
(Reservados todos los derechos)
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Publicado por
Tamara Díaz Calvete
en
16:06


Suscribirse a:
Entradas (Atom)